I
La divulgación es de vital importancia para dar a conocer los resultados de la practica científica, o también de otras áreas, a las masas. Un niño hoy en día puede sentirse inspirado, al leer un articulo o libro de divulgación, a dedicar su futuro a una empresa tan noble como la construcción del conocimiento. Yo personalmente me interese por áreas como la lógica o la filosofía de la ciencia luego de leer un pequeño librito de Rudolf Carnap titulado «Fundamentación Lógica de la Física», libro que tenia como finalidad acercar ideas de la filosofía de la ciencia al publico en general.
Sin embargo, la divulgación tiene un pequeño problema. El divulgador trata de acercar al lector no especializado conceptos y teorías muy complejas de manera que este lector pueda comprender, en terminos simples, de que va ese concepto o esa teoria novedosa. El problema en cuestion surge en plantearse cuanto hemos de sacrificar en pos de que ese lector nos entienda. Cabria preguntarse ¿Realmente el lector comprendio lo que se queria comunicar?¿No sera que, en definitiva, no tiene un conocimiento correcto de la teoria en cuestion?
II
El que mejor planteo este problema fue el escritor Ernesto Sabato en su ensayo «Divulgación», que esta contenido en el libro «Uno y el Universo». La situación que plantea Sabato es la siguiente: Un amigo le pide que le de una explicación de la teoria de la relatividad. Sabato encantado se le explica con los tecnicismos de la teoria de la relatividad ( los «tensores y geodésicas tetradimensionales»). El amigo en cuestión no entiende nada. Sabato entonces «simplifica» la teoría manteniendo algunos tecnicismos. El amigo sigue sin comprender. El escritor entonces se plantea eliminar por completo los tecnicismos. La nueva explicación satisface al amigo, que declara que por fin entiende la teoría de la relatividad. Sin embargo Sabato, amargado, le responde que lo que le explico no es mas la teoría de la relatividad.
III
La situación que plantea Sabato en su escrito me gusta denominarla como «la paradoja de la divulgación» (Creo que le quedaria mejor el termino de «Paradoja de Sabato» pero creo que el titulo ya esta tomado). Al hacer divulgación, tenemos que hacer algunos sacrificios para que nuestro lector pueda comprendernos. Pero ¿Cuanto estamos dispuestos a sacrificar? Los que hemos estudiado alguna carrera, nos encontramos con esos videos que explican algo en 5 minutos y nos amargamos al ver como desfiguran autores o teorías para hacerlos digeribles. Creo que la buena divulgación se encuentra en un punto medio, manteniendo algunos tenicismos pero esforzandonos para que estos puedan ser comprendidos por el lector. Roger Penrose, por ejemplo, en su libro «La Nueva Mente del Emperador», se enfrenta a este problema y da una solución sencilla: Si el lector no entiende las formulas matematicas ¡puede saltarlas y seguir con la lectura del libro! ¡En un futuro las comprendera! La divulgación, justamente no debe ser el punto final, sino el punto de partida que estimule al lector a profundizar en el tema que se le presenta.
Simplemente quería plantear estos inconvenientes a los que nos enfrentamos los que tratamos de difundir ideas al publico en general.