La garrapata es ciega, puede aguardar mucho tiempo a su presa y se alimenta de la vida de otras criaturas. No crea, no inventa, y por eso, apenas vive. No puede ir más allá de los medios de existencia que le fueron dados por la naturaleza, no puede sino ser un parásito. Su política es la de la garrapata.
El hornero no emigra, levanta su vivienda. Entiende de propiedad y no le importa si es privada. Si puede levantarlo puede utilizarlo. De naturaleza paradójica, ya que ésta lo mueve a modificar la naturaleza. Se caracteriza por procurarse un hogar como cualquier trabajador manual: por la fuerza de su cuerpo no puede sino hacer nido. Vivir para el hornero es crear. Nuestra política es la del hornero.
(Escrito durante la toma de la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional del Nordeste, el 18 de octubre del presente año).