¿Habra primavera en Anhedonia?

Siempre escribo y reafirmo que tengo que la ventaja del olvido, la amnesia. Pero hay recuerdos como suspicaces sensaciones que me devuelven el gusto por la vida. Son instantes, en los que mis pensamientos parecieron fundirse con la inmensidad de la marea, cuando esta en calma. Tanto asi, que mi cuerpo parecia tambien langidecerse, no sentia esa tension muscular tipica de los trastornos ansiosos. El rio en invierno, la marea en silencio, la lluvia descontrolada en el techo de una casa de verano. Uno de ellos, sin embargo, implicaba tanto caos alrededor que algo en mi activo esa sensacion como gusto de ultimo trago de vino, al cual uno se aferra cuando no tiene mas ni un centavo para seguir bebiendo. Me aferro tanto a estos momentos que me fundo con ellos, mi identidad se confunde. La falta de pasion y deseo por todo me reclama todos los dias, se apropia, me amasa y me digiere en un banquete de gente gulosa. «No todo es pena» me dicen siempre mis amigos, si es cierto, pero siempre me parecio que el precio de vivir es muy caro en este sistema si solo tenemos que contentarnos con leves recuerdos que aparecen a modo de sedante.

¿Cuando sera que dejemos de naturalizar la miseria como lo unico que podemos celebrar? Mi amor, quiero un mundo para mi y para todxs. En donde no tengamos que convivir con la pena al desayuno, donde el cuerpo no sea un simple receptaculo de pasiones inertes. Siempre sere la que baila entre la muerte, pero nunca la que se contenta con eso.

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