Juan Bautista Bairoletto, conocido como «El Atila de las Pampas», fue un famoso bandido rural nacido en Santa Fe, Argentina, que vivió en la primera mitad del siglo XX (20). Sin embargo, a diferencia de la imagen de Robin Hood que algunos intentaron atribuirle, la realidad de la vida de Bairoletto dista mucho de ser un ladrón generoso que robaba a los ricos para dar a los pobres.

En el libro «Lo que nadie contó de Bairoletto», escrito por Carlos Heim, un investigador y recopilador de información sobre la vida de Bairoletto, se revelan aspectos oscuros de la vida de este bandolero. Destaca que era protegido por caudillos políticos radicales y comisarios, lo que le permitía operar impunemente en la región de La Pampa y Río Negro.

Heim sostiene que Bairoletto no robaba a los ricos para ayudar a los pobres. De hecho, en la Pampa, donde Bairoletto cometió muchos de sus delitos, no había estancieros ricos como en otras regiones, y algunas de sus víctimas eran propietarios de pequeñas extensiones de tierra que apenas les alcanzaban para vivir.

El autor también cuenta en su libro episodios de violencia extrema protagonizados por Bairoletto y su banda, como el asalto a un vendedor ambulante en General Roca, provincia de Río Negro, en el que Bairoletto respondió a una simple petición de agua con tres disparos por la espalda.

Uno de los crímenes más imperdonables atribuidos a Bairoletto fue el asesinato de Ana Sferko de Nelli, una joven de 21 años que fue víctima de un brutal ataque cuando llegaba a comprar provisiones a un almacén que había siendo robado por Bairoletto y su banda. Este crimen causó conmoción y consternación en la región, ya que Ana Sferko pertenecía a una familia respetada bien relacionada en la comunidad.

A pesar de algunas leyendas populares que intentan presentar a Bairoletto como un forajido romántico o un justiciero social, la investigación de Heim y otros autores señala que la realidad de este bandido rural era muy diferente. Sus acciones violentas, su relación con políticos y comisarios corruptos, y su falta de escrúpulos en el trato con sus víctimas lo alejan del mito de Robin Hood y lo convierten en un cruel asesino que aterrorizó a la región de La Pampa y Río Negro.

Finalmente, el 23 de enero de 1941, Bairoletto fue capturado en la ciudad de Catriel, en Río Negro, durante un intento de asalto. Fue condenado a prisión y cumplió su sentencia en varias cárceles del país. Falleció el 18 de mayo de 1942 en la ciudad de Viedma, provincia de Río Negro, a los 48 años de edad.

Bairoletto sigue siendo recordado por la gente en la actualidad (me incluía) como un símbolo de rebeldía, justicia social y lucha contra la opresión. Pero en conocimiento de los datos investigados, hoy pienso que lo que Bairoletto tenía de Robin Hood, era el ‘barrio’.