El «Chipi»

La leyenda urbana de Cipolletti inmortalizada en murales:

Cipolletti, una ciudad del Alto Valle de Río Negro, guarda en sus calles el recuerdo de un personaje único: Samuel Facundo Quiroga, conocido cariñosamente como «El Chipi». Este vecino entrañable, cuyo estilo de vida sencillo y carismático lo convirtió en un símbolo local, vive en la memoria colectiva gracias al arte urbano y a las historias que dejó a su paso.

El hombre detrás del mito:

El Chipi fue una figura emblemática de Cipolletti, reconocible por su andar incansable, su delgada y encorvada figura, su inseparable boina y el cigarrillo que siempre pedía a quienes se cruzaban en su camino. Samuel era un «aplanador de calles y veredas», como lo describió un vecino, y frecuentaba espacios icónicos como los galpones del barrio Toschi, formando parte del paisaje cotidiano de la ciudad.

Aunque su historia personal permanece en el misterio, su presencia constante y su conexión espontánea con la gente lo convirtieron en una figura querida por los vecinos, quienes lo recuerdan con afecto y nostalgia.

Un trágico final:

El 7 de julio de 2018, la rutina de Samuel se interrumpió de forma trágica. Mientras caminaba por la banquina de la Ruta 151, fue atropellado por un automóvil al intentar cruzar. Su muerte conmocionó profundamente a la comunidad de Cipolletti, que se unió en el duelo por la pérdida de un vecino que representaba la esencia misma de la ciudad.

El caso judicial que siguió a su fallecimiento asignó responsabilidades tanto al conductor como a Samuel, por cruzar en un lugar no habilitado y sin elementos lumínicos. Sin embargo, más allá de la controversia legal, el impacto de su muerte fue emocional y cultural, dejando un vacío que los vecinos intentaron llenar a través del arte y el recuerdo.

Murales en su honor:

El legado de El Chipi fue inmortalizado en murales realizados por artistas locales, quienes plasmaron su imagen en espacios que él solía recorrer. Estas obras lo retratan tal como era: alto, flaco, encorvado, con su boina y su cigarrillo, convirtiéndose en un homenaje permanente a su vida y su espíritu.

Los galpones del barrio Toschi y otros puntos estratégicos de Cipolletti ahora llevan su rostro como recordatorio de un hombre que trascendió su existencia cotidiana para convertirse en un símbolo cultural. Los murales son una forma de preservar su memoria y compartirla con las nuevas generaciones, asegurando que su figura siga presente en la identidad de la ciudad.

Un legado que perdura:

El Chipi no solo es recordado como un personaje pintoresco, sino como un elemento unificador de la comunidad. Su vida, su trágico final y los murales en su honor reflejan la importancia de valorar a quienes, con sus particularidades, enriquecen el tejido social.

Hoy, Samuel Facundo Quiroga, «El Chipi», camina una vez más por las calles de Cipolletti a través del arte, inmortalizado en las paredes y en los corazones de quienes lo conocieron. Su historia es un recordatorio de cómo las pequeñas figuras cotidianas pueden convertirse en leyendas urbanas que trascienden el tiempo y el espacio.

Mi agradecimiento especial a mi más gran, antigua y querida amiga Mile (BFF) que me enseñó su ciudad, la leyenda del Chipi y los murales que lo homenajean.

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