Si prestas atención.

En la comisura derecha de la novena estrella del cinturón de Orión.

Hay un lunar.

Allí vive un kennunordlykz.

Si no sabes lo que es un kennunordlykz, te lo puedo explicar.

Un kennunordlykz es una criatura de forma irregular y fea. Eso es todo.

Este kennunordlykz es el último ser vivo que ha quedado en su planeta.

Su planeta, quien sabe como se llama, fue destruido.

Tal vez por una bomba nuclear, por el calentamiento global, por un meteorito x o por el internet.

Realmente eso no le importa a nadie.

Este kennunordlykz camina errante.

Pero siempre en un mismo lugar y misma dirección.

En sentido contrario a las agujas del reloj, pero en el mismo sentido en que se drena el agua del inodoro al jalar la cadena.

Camina arrastrando su pezuña izquierda.

Camina alrededor de un jardín.

El único pedazo verde de vida que sobrevivió a la desconocida catástrofe y se aferra a esa mota insignificante de polvo.

En el centro del jardín hay un árbol alto y de follaje frondoso, verde y húmedo.

El césped es fino y suave. Está alineado a la perfección, y entre este crecen aleatoriamente pequeñísimas flores de cuatro pétalos, algunas color rojo y otras color amarillo. Estas bailan al ritmo de la brisa fresca que revolotea libre, pero solo en ese espacio verde.

El jardín se encuentra iluminado por el único hueco que hay entre el muro de nubes negras que cubre todo el cielo y llena de moho los pulmones.

Y lo único que separa al jardín del resto del mundo es una pequeña cerca de madera, de tal vez unos cinco centímetros de altura.

Cualquiera podría solo levantar un pie y pasar hacia el otro lado y disfrutar del aire puro que expele aquel árbol.

Pero allí no hay un “cualquiera”.

Allí solo está el último ser vivo del planeta.

El kennunordlykz.

El kennunordlykz camina alrededor de este maravilloso jardín.

El vapor corrosivo que exhala la tierra muerta y la falta de luz solar está matando segundo a segundo al kennunordlykz.

Su salvación está tan solo a un paso de distancia.

Pero el kennunordlykz sigue arrastrándose sobre la tierra muerta.

Quizás nadie nunca sepa por qué el kennunordlykz no entra al jardín.

Y seguro ahora está muerto.

Pero eso a nadie le importa.