Cuando era chica mi papá 

me leía la biblia

como si fuese un cuento para niños. 

Un versículo para ir a dormir, 

un versículo para pensar, 

para estudiar. 

Las palabras llegaron a mí 

en forma de oraciones, 

en parábolas, 

luego se rebelaron, 

cayeron del cielo 

y empezaron a deambular

como palabras errantes. 

Mi papá leía la biblia 

como su única forma 

de mantener un lazo 

con su hija no deseada. 

No lo sabe pero hizo 

mucho más 

que leer versículos, 

aunque ese fanatismo desmedido 

me haya hecho querer buscar a 

Dios en otras palabras mas amables.