Esta mañana se nos fue el “maestro cordobés”, el Viejo. Para muchos, el mejor técnico que tuvo Gimnasia. Para otros, un símbolo y patrimonio tripero. Lo vamos a extrañar.

El viejo era un adelantado 20 años, un fenómeno dentro y fuera de la cancha. Hoy que soy director técnico retomo sus valores para inculcarlos. Un padre para mí”. Roberto Sosa

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Cuando llegaba el domingo en el Bosque, el hincha iba con un sentimiento interno de triunfo. Si no venían los goles en la tribuna del Bosque, se pasaba en el entretiempo a la de calle 60 cuando todavía era de madera. Los goles siempre llegaban, y sobre todo en el final como en el 95. Un culpable de eso era el Profe Valdecantos, preparador físico que hoy trabaja en Boca.

En el Lobo Timoteo tuvo tres pasos, el primero fue clave. Entre 1994 y 1999 cambió la forma de mirar al club: identidad, patrimonio y fidelidad fueron los pilares. Cuando llegó (con el equipo penúltimo), al no pertenecer a las raíces, no contaba con el crédito de otros técnicos. Pero poco tiempo se metió a los hinchas en el bolsillo a base de trabajo y experiencia.

A sus jugadores les decía que con los primeros sueldos comiencen a pensar en la casa. Si un pibe llegaba con un auto lujoso a Estancia, merecía un castigo. Su rol de padre/pedagogo le valió varias amistades, desde los mellizos hasta el Beto Márcico. Por su culpa varios pibes como Chirola o Messera terminaban el secundario, algo más importante que un partido del domingo.

Además del recordado equipo del clausura 1995, conformó uno de los mejores planteles un año después, el cual goleó en la bombonera por seis goles, también Racing, le ganó a Independiente y a varios más con amplio margen, peleando el torneo con Vélez. Salía de memoria: Noce, Sanguinetti, San Esteban, Pereyra; Gustavo, Yllana, Larrosa, Fabián Fernández; Márcico, Guillermo y Albornoz.

“El viejo nos llevó a desmitificar todo. Íbamos a la cancha de River y de Boca y ganábamos. Un partido con Banfield logramos que nos aplauda la hinchada de ellos”, contó Leo Noce, el arquero con mayores presencias en el arco del Lobo.

En lo deportivo, peleó varios campeonatos cuando el equipo –por presupuesto y por rendimiento- se miraba de mitad de tabla para abajo. Creó jugadores como Facundo Sava –lo puso de 9-, Roberto Sosa –con paciencia llegó a ser goleador de un torneo-, Mariano Messera –“el mejor 10 que supimos tener”, dijo-, Leandro Cufré y Andrés Guglielminpietro –convocados a la Selección- entre otros. Ganó más clásicos de los que perdió y llenó las canchas de Rosario, Buenos Aires y Córdoba.

“El fútbol es un negocio. Torneos y Competencias es el banco de la nación de los clubes”, decía en los 90. En lo institucional, peleaba por mejorar las condiciones patrimoniales. Cortaba el pasto en Estancia Chica, organizaba la fiesta del salame, asistía a toda fiesta que convocaban las filiales… quería un club activo.

Hace unos años le organizaron un partido despedida en el bosque y fueron todos. El viejo tiene su nombre en el campus y en la memoria/nostalgia tripera. Hace unos meses en un zoom se lo pudo homenajear con sus más cercanos, incluso varios hinchas. Estaba emocionado, nos pedía que hagamos una fiesta. Lloraba.

Será recordado por varias generaciones, las cuales levantarán su bandera. Te amamos Timo.

Publicado originalmente en La Letra G.