Esa extraña obsesión con los bebés
Montados en una tendencia mundial, los exponentes de la derecha argentina insisten en que la baja en la tasa de la natalidad es un problema grave. Una fijación que tiene su correlato en concepciones igualmente absurdas sobre el clima o la ciencia en general, y que puede entenderse enmarcándola entre dos frases célebres, lanzadas con un siglo y medio de distancia.
Juan Bautista Alberdi formuló su máxima “Gobernar es poblar” hacia 1852. Ese es, al menos, el año en que apareció su libro más célebre, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, que incluye la frase y desarrolla el concepto. Alberdi quería promover la inmigración europea, basado en una concepción racista acerca de los pobladores nativos del país que buscaba organizar: poblar, para él, significaba poblar de descendientes de alemanes, ingleses y suizos, cambiar el perfil genético de la población argentina para que su composición fuera más aceptable.
Algo más básico parece haber persistido, sin embargo, y, aunque hoy perdura el racismo entre quienes se declaran seguidores de Alberdi, la idea parece haber perdido su germen discriminatorio para convertirse en la mera noción de que un país sólo puede desarrollarse si su población sigue creciendo. Es decir: tienen que nacer muchos bebés, no importa demasiado de qué madres.

