Tuve un sueño en el que caminaba por varios lugares de la ciudad, con un sombrero blanco estilo vaquero, gigantesco, y lo único que hacía era inclinarlo un poco hacia adelante como una manera de saludar a quien sea que me cruzara. Eso fue todo.

——————————————————————————————————————-

Pasan los días y cada tanto se me ocurre pensar que pasaría si te viera de nuevo. Día a día, siempre que voy pintando escenarios hipotéticos, tu figura se vuelve cada vez más y más borrosa. De a poco me olvido bien donde estaban los lunares, la curva exacta de tu sonrisa. Le erro por unos milímetros, nomás, y sigue siendo una sonrisa humana, pero es lo suficientemente notable como para saber que no es la tuya.

——————————————————————————————————————-

Tuve un sueño en el que encontraba una caja en mi cuarto, encima de mi cama. La abría, y sin mirar metía la mano adentro. Adentro había un libro vacío. Metía la mano de nuevo, y sacaba otro libro vacío, idéntico. Y metía la mano, y sacaba, y metía la mano, y sacaba. Dije en voz alta “esto no tiene fin, pareciera”. Y ahí me desperté.

——————————————————————————————————————-

La semana pasada hubo una tormenta bastante intensa. Llovía mucho, muchísimo. El balcón se me inundó un poco, tuve que ir bajo la lluvia a destapar el huequito donde desagota el agua, me mojé pero pude evitar que el agua llegara al nivel de tener que entrar a mi cuarto. Puse la silla enfrente de la ventana y me puse a mirar cómo caía la lluvia, como sonaba la lluvia, la repetición temblorosa del agua sobre el vidrio.

——————————————————————————————————————-

Ninguno de los sueños fue real. Los inventé yo de principio a fin.

——————————————————————————————————————-

Ya no estoy tomando alcohol. Es un poco como haberse atado al mástil de un barco en medio de la tormenta, que está encaminado hacia la orilla pero todavía le quedan varios kilómetros para llegar. Creo que la medicación está empezando a llegar adonde tenía que llegar, logró encontrar el camino dentro de mis venas después de unos meses y empezó a asentarse y familiarizarse con el lugar. También estoy durmiendo mejor, y me despierto temprano, por las mañanas. Cuando me levanto, me gusta abrir la puerta de mi cuarto y ver si está el gato, y hacerlo entrar a que me acompañe al balcón a que nos pegue el sol. A pesar de que no tengo red en el balcón, no se le ocurre hacer nada raro. Le gusta mucho asomarse y quedarse en dos patas, y mirar a la gente pasar por la vereda abajo. Es muy curioso, medio chusma. Lo adoro. De a poco dejo de imaginarte en el balcón conmigo. Y de pensar las cosas que te contaría. De aceptar que las cosas son como son y tengo que vivir con ello.

——————————————————————————————————————-

En un sueño de hace unos días estaba hablando con mi psicóloga sobre una de las razones de por qué hago las cosas que hago. Le contaba sobre mi terror a la soledad, de mi necesidad inconsiderada de tener gente cerca, un interlocutor, un cuerpo, un alguien que me recuerde que estoy ahí, y que estamos los dos, que estamos en el mismo lugar, siendo parte de alguna especie de pacto secreto, tácito. Sin prestar atención a si estoy con la fortaleza para darme a alguien, sin la consideración por lo que le puede pasar al otro, el impacto de mis acciones, como dice el dicho quiero la chancha y los veinte.

——————————————————————————————————————-

Vi una película que no te alcancé a mostrar. Es una que me gusta mucho, que ya vi hace añares, y hace unos días la volví a mirar, mientras imaginaba que te acariciaba la mano, y llorabas con ciertas partes, yo con otras, los dos juntos en otras. Es una película sobre lo doloroso que es vivir, y lo hermoso que es. Sobre enfermarse, sobre estar perdido, sobre perder gente, sobre lo vital de tener gente con nosotros, alrededor, alguien que te saque una foto, que te acompañe a un bar, que te acaricie la espalda mientras desayunan y leés el diario. Está editada como una compilación, de cierta manera. Es muy linda. Yo cada tanto hago un ejercicio similar, y rejunto varias escenas nuestras, las buenas, las malas, y en los minutos finales, todo se va difuminando. Primero hacia el blanco, después hacia el negro. Y no hay créditos, nada. Solo el negro.

——————————————————————————————————————-

No inventé ninguno de los sueños. Te juro que son todos verdad.