imaginé un mundo donde el horizonte era fuego

un lugar donde las llamas se encontraban con el mar

y los guanacos y las alpacas no eran amigos

una cordillera inmensa imposible de cruzar

donde gigantes en sueños dormían en sus mundos

esperando a ser despertados

donde un imperio eterno terminó en un abrir y cerrar de ojos

donde el tiempo era tanto tiempo que poco tiempo para ellos era invaluable

donde la muerte vaga por los páramos por los ríos por las colinas y árboles del valle

por los desiertos montañas mares y océanos

por los hielos sin fin de la noche hibernal

por los calores ácidos de la tarde estival

un lugar donde el otoño y la primavera se habían fusionado

en una amalgama de tiempos sincrónicos y diacrónicos

donde el yo había trascendido

donde la vida había acudido en su ayuda

pero demasiado tarde