Escribir nombres en la arena
para desaprenderlos después,
incendiarse al tacto de una gota,
o en la caricia de un renglón.
Ventanas encendidas,
fumar de madrugada,
es tan confuso el recuerdo
cuando se usa como un mapa.
Un presente sin abrir
en la próxima mesa de luz,
se han robado las palabras
ladrones a trasluz.
ya desarmamos las sillas prestadas,
ya pintamos círculos en la pared,
y al final del abandono,
el susto y la esperanza vuelven
a sentarse en el mismo andén.