En mi casa habitaba un silencio perpetuo 

producido por un pacto sin palabras.

Me robaron el cuerpo

era inmenso para un hogar tan silencioso.

Mi vida está repleta de espacios abiertos y mágicos, pero no tengo un cuerpo que pueda rellenar nada.

A veces siento su destello en el sol de la tarde calentando mi piel.

A veces retumba cuando no quiero

 me atraviesa con su cuchillo

me castiga por necesitarlo.

Alguna vez lo encontré, pero estaba muerto, lo he arrastrado conmigo todo este tiempo. 

Junto días en mis bolsillos mientras arrastro mi cadáver

es muy pesado, y llevo cincuenta años haciéndolo

O tal vez veinte, o diez, ya no recuerdo. 

Mis hombros resquebrajados tiemblan de cansancio.

El tiempo vuelve al inicio y mis manos no son capaces de detener su descomposición 

el pelo se cae, la carne se pudre, los huesos se vuelven polvo.

Mis bolsillos se inundan de días 

y yo debo rellenar espacios con un cadáver en mis manos.