Sobre-viviendo

Introducción

Como es bien sabido por casi todo el mundo, la sociedad global se vio afectada por una de las mayores y más particulares crisis de la historia. Su particularidad, reside en sus efectos y en su escala. Ante la imposibilidad de hacerle frente, solo nos quedo escondernos, y abrazar las pequeñas y frágiles porciones de cultura que se manifiestan dentro de las cuatro paredes de nuestras casas. Por si estabas distraído y no te enteraste, estoy hablando de la pandemia que ocurrió este año  debido al coronavirus, a lo largo y ancho del planeta.

Es quizás mi intención entonces, precisar que sucede con el mundo en consecuencia a la pandemia y a esta medida tan controversial que es la cuarentena, bueno, para algunos ya era controversial tan solo el uso del barbijo, pero siempre hay controversia mientras que un humano tenga energías para generarla, por mi parte,  no las tengo, así que me encaminare a elucidar para ustedes, controversias ajenas, que no me pertenecen pero que a fin de cuentas, me atraviesan de una u otra manera.

Del individuo al mundo; ida y vuelta

Si creyéramos en una jerarquía de complejidad, podríamos ir de menos a más en el desarrollo de las ideas que quiero comentarles. Situémonos en el individuo como punto de partida, e imaginemos la meta en toda la humanidad o todo lo que rodea al espectro humano.

Empecemos por el individuo, ¿Que paso con el sujeto individual en esta nueva etapa de la historia humana? Sería difícil precisar objetivamente, que le paso a cada humano en la tierra de manera particular, pero tanto yo como quien lee esto, es una persona, alguien que aconteció los devenires que la pandemia generó. Pero lo particular lo dejaremos para otro momento, atengámonos solo a las generalidades más evidentes, pero que suelen dejarse de lado. Cada persona del planeta tuvo contacto con la información del suceso, y así cada individuo de cada país tuvo que enfrentar las consecuencias particulares que esto acarrea, primero que nada, enfrentarse a las posturas gubernamentales como individuo, como ciudadano. Elegir la salud por uno mismo y por los demás, convenir que el encierro era la mejor postura, o no, quizás el pensamiento de “me da igual”, pero se quiera o no, se atravesó esto, antes como persona, que como comunidad. Las decisiones que tomaron se las dejo a cada uno, pero hubo un primer contacto, un dialogo apresurado con uno mismo, que para quien haya experimentado el cese de actividades por la cuarentena, no debe haber resultado sencillo. Entonces este primer paso, este primer escalón es el que va a construir con reciprocidad la secuencia que sigue, en una especie de efecto domino de dos sentidos.

Entonces, como individuos, podemos decir que las afectaciones son particulares, pero en algún punto, llegan a ser coincidentes. Pero hablar de coincidencia y de generalidad empieza a implicar salirnos de la individualidad, y si, no queda más que abandonarla, y pasar al siguiente escalón de esta jerarquía imaginaria. Podríamos pensar, en una diada o una pareja, pero esto no sería fructífero para nuestro abordaje. Así que pasemos directamente a nuestro siguiente punto de interés, los grupos sociales. Podríamos llamarlos nuevos actores sociales generados por la pandemia, o mejor dicho, viejos grupos reconfigurados o renombrados. Empecemos por entender que el encierro no es lo normal, el despliegue de la actividad de la mayor parte de la población humana se encuentra fuera de sus casas, tanto en el trabajo, en el deporte o en el ocio. Quizás para algunos es más fácil que para otros, pero si nos centramos en eso retornaríamos a la individualidad infranqueable e intangible. Centrémonos, en el hecho de que a la mayoría se le restringió su común desempeño de actividades, por tiempo indefinido, cosa que puede llegar a generar miedo, incertidumbre, y quizás también mucho tedio. Estos aspectos de incomodidad, fueron los gestores de ideas que con el tiempo se transformaron en pedidos, en reclamos y finalmente en transgresiones a las peticiones gubernamentales, que en un principio tenían carácter de ley, pero que a pesar de serlo, perdieron toda fuerza, no solo en nuestro país, si no en buena parte del mundo. Podemos pensar que lo que se genero, es una dicotomía, una disyuntiva entre dos sectores sociales, por una parte los reconocidos como grupos anti-cuarentena, y por otro lado, las personas a favor de mantener las medidas de distanciamiento y respetar dicha cuarentena, por lo menos en el ideal aunque no sea en el acto. Lo importante es que la disputa, es tanto material como ideológica, como si Hegel y Marx se hubieran puesto de acuerdo.

Cada uno de estos grupos sociales, se gesto con motivos diversos para promulgar su lucha. Los anti-cuarentena desacreditaron las medidas de salud como innecesarias o inútiles, llegando a desconfiar de la situación a una escala casi paranoide, en donde se presentaron pensamientos en torno a la no existencia del virus, o comentarios en referencia a una planificación de escala mundial que pretendía amedrentar a las persona. También en este grupo, se reconoce gente que no estaría seguro de que mantengan o no estas ideas, pero que la necesidad de mantener sus condiciones económicas antes de perderlo todo, los empujo a luchar por la salida de la medida de cuarentena, para restablecer su vida económica.

Por otro lado, el grupo a favor de la cuarentena se conformaría de gente que viera su salud y la de su familia bastamente perjudicada en caso de que no se tomen medidas correspondientes, podríamos intuir fácilmente, que cualquier persona del personal médico, que tiene contacto más directo con personas que mueren a causa del virus, seguramente tenga más miedo a la posibilidad de contagio .

Antes hable de reconfiguración de grupos o re-nombramiento de los mismos. Esto se debe a que hay características cuasi arcaicas, que identifican a estos grupos, antes de la existencia de la pandemia. Estas características, son casi todas de rasgos políticos, y se puede ver casi a simple vista. Las marchas anti-cuarentena, eran semejantes a reclamos antigubernamentales, de gente de ideales políticos asociados a la derecha o a ideas anti-izquierdistas, mientras que los que la respetaron (refiriéndome a la cuarentena), eran una combinación de personas con un pensamiento político en consonancia con el gobierno de turno, y personas que mas allá de su afiliación política, entendían el no respetar la cuarentena como un riesgo que no era pertinente tomar. En este párrafo si me estoy refiriendo más que nada a la situación de nuestro país. Sin embargo hay similitudes en situaciones ocurridas en España, Brasil, y los Estados Unidos, solamente que en estos dos últimos, funciono un poco a la inversa, en donde los mismos mandatarios políticos luchaban contra sus propios ministerios de salud, e incitaban a la gente a no detener sus actividades.

Sin dejar esto último de lado, volvamos a subir un peldaño en nuestra jerarquía de complejidad. Lo que vamos a pensar ahora, son las tendencias políticas que pujan en contradicción, como esta oposición social, pero trasladado al entorno macro-político. Se podría decir, en líneas generales, que los gobernantes de derecha tuvieron cierta tendencia al cuidado de la economía, y a la no implementación del cese de actividades, y lo contrario sucedió con los gobiernos de izquierda, con ideas más en torno a la idea de proteger la salud pública. Sin embargo decir esto no sería del todo correcto, países como Canadá, por ejemplo, con un gobierno de corte liberal se inclino bastante por el ciudadano, cerrando todas las actividades no esenciales. O en México, donde el presidente realizo comentarios diciéndole a la gente que “salgan a cenar en familia” cuando su gobierno es claramente de izquierda (vale aclarar que luego salió a desdecirse). Entonces, en este eje de análisis, ¿cual es el aspecto central?

Este aspecto es, la imagen, comprendida en términos políticos e ideológicos, como imagen de cara al mundo. Países como Brasil y Estados Unidos, son fuertes representantes de la derecha en Latinoamérica y a escala global. Tomar medidas en detrimento de la economía, sería lo último que un país de ultra-derecha haría. De hecho, podríamos pensar que sacrificar la economía, y dejar a la posibilidad de una destrucción del mercado, tendría cierta impronta de derrota ideológica, y eso es algo que estos países no pueden permitirse. Mientras que si un gobierno de izquierda pone por encima la economía por sobre las vidas, estaría tirando a la basura todos los ideales por los que la izquierda existe.

Y ahora sí, de manera algo vertiginosa, llegamos al último escalón que nos propusimos, y la pregunta seria, ¿Qué le sucedió a la humanidad entera? Dejando de lado los ideales políticos, todos los países del mundo sufrieron las consecuencias de la pandemia, y esto es casi como decir que casi todas las personas del mundo se vieron afectadas en mayor o menor medida. Quizás la pregunta a abordar seria ¿Por qué sucedió esto? ¿A qué se debe el alcance y el impacto de esta crisis?

Creo que la respuesta es algo que se viene gestando hace bastante, que a pesar de que se hable mucho del tema no se tenía en la lupa esta característica tan peligrosa. Me refiero a la globalización, o quizás ya en esta etapa, a la hiper-globalizacion. En este mundo de fluidez y vertiginosa velocidad de cambio y comunicación, todo el planeta está en cierto contacto, es bastante fácil acceder al conocimiento de situaciones que ocurren en la otra punta del planeta, así como es bastante normal que los países comercien entre si y que las personas viajen de un pais a otro. Pero nadie se había esperado la posibilidad de un virus de este nivel de contagio, bueno, algunos escritores de ciencia ficción sí. Esta realidad, que parece salida de un cuento, es un claro ejemplo de una nueva característica del mundo hiperglobalizado, que funcionó como facilitador para el alcance y propagación del virus. Agradecezcamos a la naturaleza que el porcentaje de mortalidad de este virus no era alto, pero carente de empatía es decirle esto a alguien que perdió su familia. ¿Qué pasaría si la mortalidad del virus fuese de un nivel mucho más letal? Si esto sucediera mañana, ¿que quedaría por hacer?, podríamos ser arrastrados, como una colonia de pulgones, que por su poca variabilidad genética perecen en simultáneo. Ante una situación de mayor riesgo, el pensar por separado, solo aumenta la probabilidad de morir juntos, pero eso sí, no sin antes reconocer que hubo personas que fuera de su egoísmo lucharon para amenizar el impacto de la catástrofe. Puede que este año sirva de advertencia para que nos replanteemos estas cuestiones y busquemos un mejor enfoque para el mundo y las personas.

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