Siempre trato de limpiar un viejo cuadro que está colgado en mi pared, la foto que en el debería encontrarse nunca está. Ella se esconde en un cajón entre abierto. ¿Por qué se esconderá? Tal vez sea tímida y le avergüenza el recuerdo que retrata, quizás se siente vieja y cree que es mejor ser relevada por una foto más nueva ¿Acaso le tendrá miedo al dueño y por eso se escabulle? Probablemente ninguna de esas sea el motivo y solamente me este mintiendo, de nuevo. La culpa no es de la imagen, sino de aquel hombre miedoso que se niega a su persona una parte de sí mismo, solo para no aceptar que ya no le pertenece a un hoy sino a un ayer. Duele… no solo la verdad, sino lo que hago con ella. Duele… el intentó de guardar la foto en el marco y huir, esconderla con la mano temblorosa, dejando el cajón entre abierto, para poder verla de reojo cuando me animo solo para arrepentirme al instante. Duele… el que en mis manos quede solo un retrato vacío. Quizá mañana sea el día que no haga falta limpiar un cuadro por ensuciarlo con lágrimas, causadas por una foto que aun ausente se hace presente.