El entierro

Lo que no se nombra no existe,

negandole la existencia

a lo vivido, por miedo

que al nombrarlo se agriete

por completo el corazón de cerámica

y no haya regreso en el dolor.


Lo que no se nombra no existe, 

como no existe tu abandono,

y el sabor amargo que me queda después 

de tener que fingir que no me duele

cada vez que te veo. 

Lo que no se nombra no existe,

como no existe la niña pequeña

que quedó atrapada entre el miedo y el vacío,

y la adulta que lucha a diario 

para no ser como vos. 


Lo que no se nombra no existe,

y yo me cansé de negar la existencia

de lo que me conmueve, 

y sobre todo del dolor que aún siento.


La raíz 

Para dejar de repetir

el mismo camino, 

la misma encrucijada,

el mismo abismo esperandome,

una y otra vez,

tengo que enfrentar la herida,

la raíz de todas esas heridas que

me hicieron ser quien era.

Ya no quiero ser la misma

ya no puedo, aunque quisiera.

No puedo ser indiferente

a lo que me nace desde dentro,

hoy.