HOJA 2

Septiembre 2016

Las reglas básicas de mi arquitectura económica son pocas y muy estimativas:

– Como trabajo erráticamente, cada tanto un taller, cada tanto un pago de la revista, cada tanto alguna de las changas culturales, calculé que debo ganar algo así como 4000 pesos al mes.

– Un cálculo también aproximado me dice que entre internet e impuestos gasto 1000 pesos al mes.

– Si lo anterior es cierto, me quedan 3000 libres por mes, que da un promedio de 100 pesos por día. Si un día gasté más de 100, trato compensar sin gastar al día siguiente.

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Hubo una reunión el viernes en mi casa, con familiares, y quedó este saldo:

– 1 vino cerrado y otro abierto

– Muchos envases de cerveza

– 3 eco-bolsas

– 1 pizza de esas que se compran listas para hornear, pero las habían hecho sin salsa, no sé quién habilitó ese concepto aberrante.

– 1 prepizza

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Los vinos tienen un impacto económico porque siempre me compro, y ahora no necesito.

Las eco-bolsas no, si no me diera fiaca social, las devolvería.

La pizza horrible la tuve que comer porque no tengo freezer –apuesto a que la prepizza en envase cerrado me dure unos días más-, pero le agregué tomates arriba para hacer justicia.

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Más que nada por salir de mi casa, ayer decidí aventurarme con 6 envases hasta la cooperativa, que los compra, pero era el día del empleado de comercio y estaba cerrada. Volví con la carga.

Hoy fui de nuevo. Pensaba con esa plata comprar manteca y queso, que son gastos fuertes, pero al estar ahí encontré una oferta de cerveza Iguana a 14 pesos (regístrese la fecha: 29 de septiembre de 2016) y me compré 4. Más los lácteos, galletitas baratas, y ravioles, que decidí probar.

Es decir, de nuevo gasté más de lo que corresponde a 1 día.

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Lo de la cerveza me parece una buena compra: 14 pesos contra 25 que estoy pagando en el barrio, en los mejores casos. Se traducirá en ahorra salvo que, por tener más, consuma más. Voy a investigar si es real esa conducta.

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Situación hipotética 1: viene alguien, por ejemplo, mi hermano sebastián, el colo, o el uruguayo. Vamos a comprar cerveza. Pagamos a medias.

Situación hipotética 2: lo mismo, pero yo tengo cerveza, que compré más barata. Nos tomamos esas iguanas, pero no le pido al visitante que me abone la mitad.

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¿Ahorré entonces, por aprovechar la oportunidad de la Iguana a 14 pesos? ¿O gasté más porque pagué todo yo?

En el caso del uruguayo, podría pensarse que sí ahorré, porque el régimen de visitas es bastante recíproco: yo iré a su casa en unos días y beberé sus ofertas.

En el caso de mi hermano, mi casa suele ser la sede de los encuentros, por lo que habré gastado más que si no tenía y comprábamos a medias. Extraño.