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Llegará el apocalipsis cuando nuestra alma aprenda a ponerse dura, a adquirir la fuerza, la masa y el volumen, y sobre todo a obtener un poco de compostura. Por lo que ya vimos es una loca obsesionada, se cree invisible, no es más que una vil mentirosa, desordenada… ¡arrogante, intransigente, tiro al aire! Con esto no quiero decir que nos inculcan un desapego a… a la cosa esa que supuestamente está dentro del cuerpo, pero sí nos explican cómo esperar.
El día que el alma acepte su realidad física y mental, va a dejar de victimizarse:
« ¡Ay! A mí nunca me escuchan».
«¿Por qué no me hacen sentir importante?».
Así y cosas más estúpidas reclama la muy cínica.
Espera emocionada el apocalipsis, ríe a carcajadas cuando nosotros hablamos de zombis, deseosa que los roles puedan invertirse. Todos sabemos su plan… fingir ser la llave a un mundo transparente y puro, muchas veces llamado «fantástico» o «religioso». Qué sé yo, los dos son parecidos.
Cuando obtenga y encuentre su forma nos abandona, o mejor dicho nos somete a la cajita esa de cartón, porque ni una caja de madera nos brinda.
El alma es una ingrata, una vez lograda su anatomía, su condición, te traiciona. Aparenta ser reflexiva, poética, tierna, ¡esplendorosa! Conforme y segura de sí, pero al final le gusta ser común, tener eso del «afuera», escupir y arrojar el «interior» a la mierda, ¡partir! Tomarse el primer tren, sin pensar, escapar del sentimentalismo estúpido que se le adjudicó.
No sé quién demonios le creó fama de educada, y transparente. El alma se unió a la ciencia, ésta es menos compleja que un cúmulo de emociones inexactas, quiere decirte la verdad sin titubear:
—El apocalipsis va a llegar.
Ocurrirá el día que adopte su forma pastosa, porque todo lo que comemos se lo roba, se agarra lo más rico para ella, y deja al estómago disconforme, con comida sí, pero triste.
Es una despiadada, fría, perversa, ¡calculadora! Oculta su verdadera forma, ¡nadie puede denunciarla! Lo digo por experiencia, varias veces lo intenté:
—Quiero denunciarla por violencia y maltrato.
— ¿A quién señora?
—A mi alma —cada vez que respondo eso me dicen que me vuelva a mi casa.
Cuando yo la denuncio por violencia, ella me denuncia primeramente por injurias. Está siempre un paso más adelante, y es obvio, porque mantiene una conexión afectiva con el cerebro.
Aunque solo lo utiliza para quitarle información, pero yo no me meto en peleas y discusiones, no quiero ser una mujer dividida por la razón y el alma, ya suficientes problemas tengo…
Sabemos qué pasa si la ingrata hace huelga, todos tenemos miedo, nos callamos, y no lo nombramos.
Como siempre lo que parece bueno, termina siendo malo, ¡es una resentida! Tiene preparada el martirio, sin compasión, ¡sin medidas! Cuando se vuelva pastosa se terminó su amor y dedicación, desaparece la santidad mística.
El alma no se lleva bien con las religiones, está harta de que la estereotipen, ¡no! No hace yoga, no le gusta Buda, y tampoco cree en Dios, ni en María. Les cierra la puerta en la cara a los testigos de Jehová, no busca la paz mundial, escupe sobre las tumbas. Para aclarar… ¡tampoco es judía! No tiene ni moral, ni ética, mucho menos ideologías. Y pensar que es la musa de todas las poesías…
Llegará el día que se haga pastosa y ahí no hay salida, ¡nos transforma!
Si me dieran la oportunidad de elegir, quisiera ser un crayón rojo, porque el alma pinta, es lo único que sabe hacer, diseñar paisajes idealistas. Pastos excesivamente verdes, quiere quitarle el encanto a la realidad y fanatizarnos con la ficción. Todos mirando la novelita de: «cuando te conviertas en creyón», porque hasta eso crearon con tal de ganar guita, resulta que es una teoría muy instalada, no hay muerte, sino apocalipsis. No existe el fin de un individuo, sino el fin colectivo. Porque todos somos responsables, porque todos hicimos lo mismo, ¡olvidarla! ¡Completamente culpables de abandonarla!, ¡de restarle importancia!
El alma reclama igualdad, necesidad de ser escuchada, ¡valorada! Independizarse de las cadenas estereotipadas, ¿por qué demonios estarían dentro? Si me pongo en su lugar, hasta puede que la termine defendiendo…
Quiere hacer lo que hace la piel, tocar, acariciar, estremecer. Movilizarse, conocer cómo se ceba un mate, experimentar la textura del pasto.
Está encerrada, se siente utilizada por nosotros, los humanos, por haber permanecido en un frasco.
«Tiene que terminarse nuestro mandato», algo así nos comunicaron. ¿Se imaginan? Cada ciudadano tuvo el mismo sueño. Una voz bella y melódica nos atraía, nos seducía con una inocencia y fragilidad incomparable, hasta que… ¡hasta que pegaban un grito!
— ¡Venganza! —exclamaban las almas.
Nunca las vimos, no son físicas, ahí está su meta… Van a liquidarnos por nuestro maltrato y superficialidad, ¿cómo lo consiguen? Con una simple acción, escapando. Quizás sea verdad, quizás sin ellas somos un pedazo de crayón, una cosa que sirve para ser utilizada y exprimida sin restricción, pero tampoco para que se revelen tanto… sólo padecieron unos siglos de desigualdad, y desamparo.
En vez de boca pasaremos a tener… no sé cuál será la boca del crayón, las almas están tranquilas porque a ellas no les van a sacar puntas, ni a morder ni a partir. Aunque, un poco lo merecíamos, el alma está cansada de depender del cuerpo, de estar encerrada, de mantener la calma.
Fue exactamente hace un mes cuando todos los seres del mundo, sentimos una explosión debajo del corazón y seguido a esto un latido apresurado, como si algo se hubiera «destrabado», algunos le restaron importancia, pensaron que eran efectos de las verduras, un par de flatulencias o que la presión se les había disparado a la mierda, pero no… ahí comenzó nuestro calvario.
Recuerdo que estaba cortando cebollas, y no se me calló una maldita lágrima, lo mismo sucedió cuando se murió mi canario, Pepito. Ni un ápice de dolor, ni un desagrado. Está bien que el pobrecito ya tenía sus años y se hallaba todo desplumado, pero al menos quería tener la conciencia tranquila y poder asegurar que lo había llorado.
Al principio creíamos salir bendecidos, ilesos, ¡intactos!
Todas aprovechamos para depilarnos, podíamos lograr que la cera quemara la piel y no se escapara ni un grito. ¡Felices de no sentir dolor emocional ni físico! Luego fue empeorando, al descubrir que el placer estaba agonizando, los chistes dejaron de causar gracia, las comidas perdieron el sabor. ¡Comí cinco platos de fideo con tuco! Y nada… ya alterada me refregaba la salsa en la lengua, ¡con los dedos! Pero no me sentía satisfecha, algo faltaba.
La ropa no abrigaba, los abrazos, besos, caricias, ¡eran heladas!
Colapsaron únicamente cuando llegó la noche… cuando probaron cambiar de posiciones, y nada, y probaron de costado, para arriba, para abajo… ¡Sin pasión! ¿El fuego? Ya no quemaba, la gente no encontraba satisfacción en nada, se realizaban actividades por inercia, por rutina.
Dejó de existir el amor, primero intentaron reemplazarlo por sexo, luego el sexo se volvió monótono. Poco a poco tuvimos la sensación de un vacío, una ausencia, algo que se iba desprendiendo de nosotros.
Los síntomas son similares a la vejez, órganos deteriorándose, reuma, juanetes, dificultad al respirar.
Los jóvenes que nos burlábamos de los ancianos, pasamos a tener la misma cantidad de arrugas. De hecho, ahora, en este momento, me agarraron ganas de ir al baño, ¡incontinencia!
La gente mayor está en peligro y algunos ya se fueron a la cajita de cartón. Yo me estoy preparando, si me porto bien mi alma va a ser buena y me va a dar una cajita seca.
El día del apocalipsis está llegando, y el castigo es solo para los humanos, las almas salvarán al resto de los seres vivos, con la intención de enviarlos a un lugar mejor. Estoy podrida del sitio ese mágico, para mí te duermen solo para que no te quejes. Una vez que se hagan pastosas van a torturarnos, se quedarán en el caos con el objetivo de vernos sufrir:
— ¡Azoten a los que se creían superiores! —supongo que será algo así.
Hasta ahora nadie admiró cómo son las almas, pero dicen que tienen la capacidad de transformarse en lo que ellas deseen, ¡las odio!
Se están preparando para mudar todo, son agradecidas con los paisajes, los van a llevar arriba, para que no sean destruidos por nosotros… ¿arriba de dónde? Si no se tragaron la ostia, si esa fue función de las bocas.
Me estuve comportando, por las dudas… Dejé de preocuparme tanto en el cuerpo y le brindé más atención, hasta la llame «amiga», falsamente, ¡la detesto!
Por su culpa ya no puedo usar tacos ni ir a hacerme las uñas, no estoy tranquila ni cuando voy al baño, ¡no hay privacidad! ¿Por qué? Porque ahora tengo la certeza de que mi alma me está mirando.
Todos estamos devastados, sucios y sin arreglarnos, y tampoco la estamos pasando tan mal… si no fuera por los dientes postizos que hace poco aprendí a usar.
La cosa al principio se puso complicada, sobre todo para los vendedores de productos cosméticos. Ningún humano se atreve a usar cremas, o a preocuparse por su apariencia, porque si algo que les da rabia a las almas es nuestra desesperación por la belleza.
Las mujeres dejamos de hacer dietas, y creció la producción de comida casera, se ha descartado la utilización de los espejos, y hace exactamente un mes que no veo mi reflejo. Si quisiera averiguar cuánto envejecí basta con tocarme los pechos, ¿tocaron alguna vez dos pasas de uvas?
Al principio parecía trágico, después me fui acostumbrando, el que se adapta puede vivir un tiempito más. Están los crédulos, y también los incrédulos, los que se toman todo a la ligera me hacen sentir como una loca…
— ¡Ay sí! Como si el alma pudiera tener forma… —aseguran burlándose, no terminan de pronunciar la frase que desaparecen en el aire.
Los niños envejecerán más tarde y presenciaran nuestro martirio, pero el final de ellos será el mismo, porque fueron educados bajo la desvalorización de lo que no se ve, si no se toca es inexistente, a los doce años se les confirmará que la magia es irreal, y reemplazaran a los cuentos de hadas por los chismes.
Definitivamente bajó el consumismo, ya nadie vende nada tecnológico, sólo lo esencial, descubrí entonces que se fundieron varios negocios, pero para mi sorpresa nadie cayó en desgracia, ganan miseria y no gastan en nada, solo en lo básico, ¿por qué? Porque ya no hay nada en qué gastar, ni ropa, ni labiales, ni zapatos, ni collares, adiós a las casas lujosas, y los autos 0km.
Admito que así todo es más simple, pudo erradicarse la envidia, por desgracia continuamos con los pensamientos materialistas, está muy instalado, ¡no podemos evitarlo!
—Y cuando termine la revelación de las almas… ¿qué moto te vas a comprar?, me imagino que antes vas a operarte.
—Claro, justo cuando consigo plata para quitarme mi nariz aguileña pasa esta desgracia, acaba la locura de las almas y me entrego a los cirujanos a ver que sacan de este asco—responde mi tía, mientras mamá no la escucha porque se está pintando las uñas.
Resulta que intentan negarlo, no es una simple revelación sino un apocalipsis, una transformación.
Nos avisaron que hoy es el día culmine, todas dieron las señales… un escalofrío impresionante, es lo que se traduce como alarma. Por eso, más que nunca, me preocupé en hacer actividades que le den satisfacción a mi alma, probé en llevarla al cine, en comprarle chocolates, y dulce de leche pero no sirvió de nada, sabía muy bien que era lo que deseaba… ser libre.
Dejarla escapar sería adelantar el apocalipsis, también significaría dejar de ser egoísta, pero a todos los humanos nos fascina el egocentrismo, así que nos dejamos llevar, nos resignamos y esperamos a que todo se solucione sentados en el sofá.
A veces me despierto en medio de una pesadilla y grito:
— ¡Crayones!
Pero lo estoy tratando de controlar, mi consuelo es saber que seremos una manga de crayones que fomentan el uso de colores.
Todos tenemos miedo a que eso pase… Algunos, en cambio, se van preparando, buscan un papel suavizado, y ruegan no ser arrastrados en paredes o cerámicos, ¡qué locos! Yo estoy tranquila porque acabo de conocer a Manuela, una nena muy buena que tiene que hacer su tarea. Estaba calmada hasta que lo descubrí… debe pintar el pasto de su antigua casa. Voy a respirar hondo y tratar de entablar una buena relación con la hoja cuadriculada…
Milrosass