Sueño
visto en llamas,
huérfano e inmóvil,
salí a la luz, gritá mi nombre.
Adiviná entre líneas de calma
los frutos que caen sin glorias.
Frágil,
escaleras abajo,
no viven los rostros sin ojos. Por ningún hueco espían.
Confesá,
los cuerpos no flotan en la sed.
Sueño,
repitiendo la misma frase del futuro.
La sombra cae ardiendo
encima del respaldo.
Un verbo parte a lo lejos.
Sueño rasgado
cruzá las puertas del destino.