Siento una tormenta naciendo en alguna de las avenidas de mi interior.

¿Hay alguien ahí dispuestx a escucharme, a leer desesperadamente las líneas que dibujo en las calles antes de que las lágrimas de lluvia borren mis últimas esperanzas?

Las lágrimas de lluvia no son más que abrazos del cielo. Es el cielo hablando, manifestando su esencia mística. Y yo de este lado me compadezco, no sé por qué razón siento que el mundo intenta creer en nosotrxs ¿pero creemos en nosotrxs mismxs?

Una, dos, tres gotas de lluvia y a dormir, me digo.

Cuatro, cinco o seis minutos más espero a que las nubes desciendan para conocer mi memoria.

¿Soy yo o es que la noche inventó la luna para no sentirse sola?