el cielo, la luna y las estrellas sonríen al escuchar tu nombre,

devolviendo un poco del amor con el que los mirás

los segundos o minutos, que parecen horas,

estés triste o feliz, acompañada o sola.

dibujas atardeceres donde el sol se posa en tu hombro y te ilumina los ojos,

transmitiendo luz a toda la ciudad a través de ellos.

sos la incertidumbre de la noche,

tenés el brillo de un cielo estrellado

y tu abrazo es lo más parecido al calor del sol de primavera

(el que hace crecer las flores)

sos el refugio en la tormenta,

la calidez de un café (con un poquito de edulcorante) en invierno,

la dulzura de un chocolate,

y todos los colores del arcoíris.

sos la persona que te espera hasta que te tomes el colectivo y la que te pregunta si llegaste bien,

sos la que se acuerda de lo que hiciste ayer, hoy, y lo que vas a hacer mañana,

la que te escucha y la que te entiende,

la que te dibuja corazones en la piel cuando estás triste,

y, sobre todo, la que te recuerda que te quiere cada vez que tiene la oportunidad de hacerlo.

sensibilizarías a un planeta entero sí quisieses.

yo también aprovecho esta oportunidad para decirte: »te quiero».