Ya no escribo porque si no le escribo al amor, no sé hacerlo
y al amor te lo llevaste tú en un bolsillo
hecho un bollo, arrugado, roto, olvidado
como yo cuando decidiste marcharte sin mirar atrás.
–
Pasé meses luchando contra una esperanza que se empecinaba en ilusionarme
escribí cartas que nunca te di
porque sabía que era inútil
tan inútil como esperarte aun sabiendo que no volverías
para ti mis palabras eran unas más de tantas
y en verdad eran una interpretación defectuosa de cómo latía mi corazón cuando estabas cerca.
–
¿Piensas en mí?
¿piensas tanto en mí como yo en ti?
¿piensas en mí cuando estas a su lado?
¿piensas en mí cuando te besa?
¿piensas en mí cuando el insomnio te nubla las noches?
–
Yo sí y es una pena que me condena
a una celda de un amor que no me pertenece
ahora convivo con todos los -que hubiera pasado si-
éramos un millón de posibilidades
pero para ti nunca fuimos una opción.
–
Dicen que el tiempo sana las heridas
a las mías solo las dilata cada día que pasa y no estás aquí
¿serás tú mi medicina?
¿o será que pensarte me enferma más?