Cuando una luciérnaga se lastima, queda iluminando en el lugar, y considero que ya pierde su magia de brillar cada tantos segundos por la oscuridad; me encantan cuando se encienden por el patio y cambian de lugar. Te van sorprendiendo, que poder tan especial, iluminar en la oscuridad y hacer sentir bien a otra persona, con solo estar.
Anoche, una quedo tendida sobre el suelo, encendida siempre, y me genero mucha tristeza, porque ya no podía volar y sorprender a otra persona, ni a otra luciérnaga. Toda su esencia quedo en ella, sobre el piso del patio de casa, estancada, su brillo era en vano, porque dentro de unas horas, ya no iba a estar más.
Cuando te veo, amor, sos esa luciérnaga, averiada, te quedaste viviendo con tu luz, que con el tiempo se va a ir apagando, que ya no tiene magia ni vida. No elegiste esto, en un instante dejaste de volar, para iluminar entre tinieblas un lugar, y tratar de seguir. Intentarlo desde lo más profundo de tu ser, perteneciendo a uno, que está muerto en vida. Admiro tu luz, y tu fortaleza, yo ya hubiera dejado de brillar.
Te doy todo de mí, para que vuelvas a volar, mis ojos quieren otra vez, verte iluminar, cada 5 segundos en la oscuridad, como ellas, porque es lo que más me gusta, verte a vos y a ellas, por la noche, en el campo, con cualquier estación y de la manera que podamos, solo tenernos, e iluminarnos.
Hoy es primavera, y hay muchas de ellas por el jardín, como estrellas, puntitos de luz por todo el parque, estas al lado mío amor, pero en el piso, destruido, vos podes, volver a parpadear.
Que tu luz sea del color que quieras, intenta volver, a iluminar, a iluminarme, porque no quiero más primaveras, sin verte otra vez, tratando de volar.