En cada instante puede revelarte su amor Helena de Troya.

 

Fuiste de trigo,

(del trigo ebrio de Flandes,

del trigo azul del Mediterráneo),

fuiste del abrumado estaño de los soles,

fuiste alma de madera,

vino cansado,

tu sombra bien vale diez mil aqueos.

 

Tres mil años nos separan,

murallas de cenizas y tiempo,

te rodean muertos y silencios congelados,

ríos de palabras transparentes.

 

Fuiste hojas y tinta, cegueras y cantos,

fuiste velos y aljibes,

la bruma de occidente,

y dos ojos tenues que miran mi noche

desde el fondo de los tiempos.

 

Fuiste reina de argivos,

reina de Aces y peones;

soles púrpuras bañan la sombra

que tus pies dibujan en la tarde de los patios.

 

Diez años, diez mares empapados de madera,

diez mil fantasmas sacrificados,

desangrando en altares geométricos.

Bien vales la sangre y la saliva.