y yo le temo a las cosas pequeñas.

a como se ensanchan

se transforman

monstruosas

en cosas gigantescas.

los jazmínes caen pesados 

entre las cucarachas humedas del patio.

el mundo parece cruel

desde este lado de la ventana.

la mugre del cristal

delata verdades

impronunciables.

me tapo los oídos, cierro los ojos 

y escucho mi respiración,

la voz débil que grita agitada 

no estoy ahí.

pero las flores no mueren,

se adaptan

y subsiten.

germinan entre la maleza

y se convierten en amor.

el simulacro termina, las salidas de emergenica 

se desvanecen

los ruidos

las palitaciones.

el amor resulta que es otra cosa.

de repente el grillo ya no me perturba tanto,

no es su culpa ni la mía 

que siempre nos aceche un inminente final.

el grillo canta,

las flores crecen en el entorno menos pensado

y el vidrio

parece esmerilado

de sucias verdades,

y el mundo sigue.