Mirar con un solo ojo

Pintura: «te dejo libre de mí ( Lorenzo Soraire Lorenzetti)

Desde los cinco años miro con un solo ojo. Mirar con un solo ojo no es mirar la mitad de las cosas. Con el izquierdo veo bien, o muy bien, porque cuando nos falta algo lo que queda se potencia. El ojo derecho dejó de funcionar de un día para otro casi sin motivos, un día cualquiera del año 1991. No hubo golpe, no hubo caída de fluido posible, no hubo forma de saber por qué y cómo. No hubo explicación, como casi nada de lo que pasa en la vida lo tiene. Se fue para siempre pero no del todo. Si miro solo con el ojo derecho veo las cosas todas borrosas, como en una foto pixelada. Pero veo y podría reconocer donde está todo acudiendo un poco a la memoria espacial, sin posibilidad de captar nada más que una nebulosa de objetos sin detalle. Y esto me pasa justo en un mundo lleno de definiciones, donde el más seguro es el más sano. Gente que ve con dos ojos el total de las cosas, como si pudiera. O ciegos que directamente no ven e inventan, o tipos con anteojos que terminan de incapacitar su propia mirada. A mí hasta el sol de un día nublado me achica la vista. A mí los lentes no me hacen nada. Entonces no puedo compartir sin matices la exclusividad que es reflejada en mí. Mentirles y decirles “lo que es, es lo que observo”. No puedo retener equilibradamente en mi cerebro el ingreso de imágenes precisas. Pero puedo manifestar el quiebre de una compuerta: la información y la sed se ladean y caen precipitadas: no enteras, nunca sabias. Se mezclan turbias, pasan por el ojo torpe acostumbrado a no ser del todo lo que debe ser. El ojo torpe, el ojo niño, hace como que mira y tiene una subocupación. Entre los dos ojos se dicen cosas que yo nunca llego a escuchar. Solo me llega el susurro de todo lo sutil y liviano de lo opaco, y de todo lo grueso y lo compacto de lo deforme. El ojo torpe ve a la realidad como es, y el otro se equivoca siempre, creyendo absorber por inercia todo eso que antes de llegar hasta mí ya estaba sin ultimar, todo eso imposibilitado de ser visto por cualquier ojo normal.

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