Quisiera
desde ambos lados de la pirámide inconclusa
no más intromisiones ni caridades.
Todos deben arrojar una piedra al río el día de su investidura,
salvar las distancias hacia uno mismo,
buscar la lluvia en lugares que no reciban huéspedes,
y aprender a querer como quiere un pájaro en medio de la meseta.
Ahí van las palabras acompasadas a instalarse no en los tímpanos sino en las córneas,
otros cantaron las canciones que nos borraron la culpa,
dejaron bien aseada la vereda,
sin embargo no supimos devolver un regalo sin dueño;
¿será flotar y encandecer?
¿abrir entre mojones?
¿avanzar donde el cuervo huele a su presa y ama?
Por voces derivadas pudimos insinuar nuevas reglas.
Una teoría debe amasarse sin demasiados testigos.