“Malos testigos son, ojos y oídos para el que tiene el alma de bárbaro” (Heráclito de Efeso 540-480 AdC.)
Muchas veces, hablar de Política con personas que no tienen una formación adecuada, es más complicado que hacerlo con gente que la posee.
El Individuo que no sabe de política, pero gusta opinar de ella, generalmente terminará hablando de su vida, de su experiencia personal. Aportando ejemplos que están a su alrededor. Lo que le pasó esa vez. Cómo lo trataron….
Como si una cuestión que engloba a toda la sociedad, pudiera describirse y/o entenderse yendo desde la experiencia particular a la realidad general y no fuera el caso al revés.
Estas exposiciones, mas parecidas a una charla de carácter psicoanalítico que a un examen objetivo de la realidad, vienen filtradas por nociones extraídas de la información de los medios. Los que no sólo hacen pie en otras experiencias personales y grupales, que resultan familiares a las vivencias del sujeto, sino que además son manipuladas por la necesidad de dar espectacularidad a sus mensajes. Adicionalmente condicionan la expresión de que se trate al obligarla a ser tanto más delirante y espectacular, como sea necesario para visibilizarse.
En el “Mito de la Caverna”, Platón nos alertaba de ésta situación.
Lo explicaba más o menos así:
Un gran número de persona han vivido desde pequeños en una situación de prisión. De manera tal que solo podían estar sentados mirando de frente al muro de una caverna. Asi que esa era su natural situación. La que conocían y les resultaba familiar.
Y era tan real como puede ser aquello que te está pasando todo el tiempo.
Como no podían girar su cabeza nunca advertían que había otra realidad detrás de ellos.
Detrás de ellos había un muro.
Detrás del muro, donde no podían siquiera saber qué ese lugar existe, un gran fuego encendido daba luz a la caverna.
Y por sobre el muro, miles de objetos de todo tipo eran pasados y se reflejaban contra el fondo de la caverna por la radiación del fuego.
Un eco traía sonidos. Y como provenían del lugar donde tenían fija su mirada, les parecía ver y oír en esas imágenes una realidad indiscutible.
Dado que esa era su vida, se generaban conversaciones e incluso se desarrollaban habilidades y conocimientos acerca de esas imágenes falsas. Cuanto median, cuando aparecerían, cuáles de esas eran mejor y cuales peores. Y se formaban partidarios de unas y otras. E incluso había premios para quien las describiera mejor. Se formaban autoridades y escalafones para que se encarguen del buen orden y funcionamiento de esa realidad basada en imágenes proyectadas por otros, a quienes nunca conocerían, sino a través de sus efectos.
Es realmente Impactante ver como Platón saca algunas conclusiones sociológicas de lo que parece un inocente cuentito.
Porque en esa situación de prisioneros de una realidad ficticia, aquellos hombres habían desarrollado una actitud conservadora.
Una sensación confortable. De familiaridad con las cosas que creían conocer a la perfección. Y cuando se liberaba a alguno para que salga de la cueva, sufría por el cambio de posición, sus ojos se enceguecían al ver la luz del sol a la que no estaban acostumbrados, sus piernas dolian por el esfuerzo, la espalda era dificil de enderezar. En suma, sufrían de la manera más inmediata: en su cuerpo.
Y aun más, una gran realidad, muy pero muy muy grande, tan grande que dolía imaginarla, los llevaba a rebelarse y buscar desesperados el regreso a su antigua y bien conocida posición.
Sin embargo, cada tanto uno de ellos resistía el esfuerzo y se maravillaba de las vivencias que experimentaba al ejercitar su cuerpo y sus ojos. Finalmente, llevado por el ánimo curioso y el intelecto sediento: quería CONOCER…
Primero descubría que esa vida oscura y limitada tenía su sustento en las cosas que ya estaban dadas, sin que nadie reparara en ello, ni supiera por qué o cómo estaban ahí. La caverna, las butacas, el fuego, las imágenes, el eco, etc. Sólo “se manejaban” en esa realidad. No la “conocían”.
En la ascension de la carverna hacia la salida, ahora vé que hay espacio. Mira los porqué. Asciende hacia la luz y descubre el Sol. Donde está el origen de la vida, de la existencia, de todo, incluso de los hombres que los tienen prisioneros y hasta de la caverna.
Extasiado regresará a la oscuridad de la caverna. Pero ya vuelve con un mensaje redentor. El del conocimiento adquirido. Y querrá contagiar a sus antiguos compañeros. Les dirá que otra vida más plena y mejor es posible, que solo hay que buscar el «conocimiento de las cosas», que hay que saber más, en vez de solo sentir los efectos de la vida… Y que el premio de ese Conocimiento es una existencia muy superior.
Pero allí. Por desgracia . Ya hay campeones de describir la realidad de la caverna. Famosos y destacados hombres que rigen ese sistema. Partidarios de unos y otros que pujan por ver quien mejor se acomoda a la conocida situación.
Los hay célebres por sus tésis acerca de cómo son, y qué destino se esconde tras las sombras en la pared.
Y al ver a éste que regresa para contarles su experiencia, luego de burlarse de sus fantásticas descripciones; lo matan.
Este famoso Mito, que debería ser parte de los programas de estudios en el secundario por su gran potencial pedagógico, se ha convertido en realidad a lo largo de los siglos.
Imagínate a Jesús de Nazareth diciendo: “Todos los hombres son iguales”, en un tiempo en que se vendían personas como animales en la plaza pública.
A Sócrates diciendo: “Conócete a ti mismo”, cuando no hacía falta porque ya los dioses habían dispuesto todo, hasta el Destino de cada uno.
A Galileo Galilei descubriendo el Cosmos cuando el oscurantismo medieval negaba la redondez del mundo, y creía que éramos el centro del Universo.
A Abraham Lincoln, desatando una guerra civil y tomando de aliados a los que proponían liberar a los negros, que eran tratados como una subespecie.
A Francisco Ferrer muriendo por defender la enseñanza libre y gratuita a los pobres en la España del siglo XIX.
A Madame Curie invisibilizada por sus colegas de la sociedad científica por ser mujer haciendo grandes avances en Química.
A Martin Luther King y su sueño de un mundo sin discriminaciones.
A Simone de Beauvoir defendiendo los derechos de la mujer en tiempos en que no se les permitía estudiar.
A Nelson Mandela perdonando a sus carceleros para crear una Nación.
A nuestros José de San Martín, Manuel Belgrano, Esteban Echeverría, Bialet Massé, Leandro Alem, Raúl Alfonsín, Eva Perón, René Favaloro y tantos otros, que han debido sortear grandes obstáculos para poder sacudir a los hombres de su confortable mediocridad. De su conservador personalismo, para que entiendan las cosas complejas y difíciles que lo explican todo.
Y que entiendan que el único camino hacia el ascenso social, a una sociedad próspera, democrática y justa, no se llama autoritarismo, se llama POLÍTICA.
La Política, no es un censo de tus vivencias personales. Las vivencias personales no se pueden transferir, ni enseñar, ni le sirven a nadie más que a vos (con suerte). No es el odio al otro sector, ni los prejuicios que te inculcan los medios, los que te ponen en ese camino, sino la comprensión de las cosas…
Pero ojo… Hay mucha gente manipulando tu vida en la Caverna, y te harán ver en la Política una práctica diabólica, siniestra y corrupta por esencia.
En lugar de entender que son las personas las que portan esos defectos y no la POLITICA en sí… Que son aquellos que hacen de la Política un camino de ascenso personal, de la defensa de sus posiciones una contienda con el resto, los responsables de las fallas.
Cuando entiendas eso dejarás de creer que sabes mucho porque puedes describir unas pocas imágenes en el fondo de la Caverna.