Resumen Sintético para que puedas sostener una charla sobre el gran sabio ateniense
De Platón se dice acabadamente que logró la sucesión perfecta en el camino de la sabiduría, porque fue discípulo de un gran maestro y maestro de un gran discípulo.
En efecto, aprendió el núcleo de su filosofia moral del mismísimo Sócrates, con el que anduvo unos diez años y a quien tuvo durante un largo periodo de su vida literaria como protagonista de sus célebres diálogos. Y fue asimismo maestro de Aristóteles, con quien luego tuvo una gran rivalidad por divergencias de tipo filosófico y el carácter de ambos. Fue así que Platón desdeñó dejar su sitio de regente de la Academia a Aristóteles, prefiriendo a Espeusipo, de quien se dijo: era el tío, a lo que respondió Aristóteles fundando el Liceo.
Su verdadero nombre era Aristocles. Nació en Atenas en el año 429 y murió en el 347 AdC. Le decían Platón por el ancho de su espalda, producto de su actividad deportiva, en la que supo tener la fortuna que tuvo en las ciencias, logrando coronarse alguna vez Campeón Olímpico.
Descendía de una muy linajuda familia. Contaba entre sus antepasados al gran legislador ateniense Solón, y como a éste, se le atribuyeron orígenes divinos. A Solón de ser hijo de Poseidón, y a Platón de tener por padre a Apolo.
Se llamaban: su padre Aristón, su madre Perictiona y su hijo Adimanto. Sin embargo, no se sabe si fue casado, ya que en ninguna parte se menciona el nombre de alguna mujer que fuera su esposa, o al menos la madre de su hijo.
Platón fue también un héroe de guerra. Muy reconocido por sus conciudadanos. Condecorado por sus valerosas actuaciones en las batallas de Corinto, Delios y Tanagra, ocasión en que Atenas debió enfrentar el ascendente poderío de Tebas.
Inventó el Método Dialéctico, que consistía en exponer sus doctrinas en forma de diálogos, tomando como patrón el anterior esquema Socrático de formulación de ideas; a las cuales se hacían réplicas y contrarréplicas hasta depurar un concepto. Quienes han leído mucho a Platón sostienen que en una de sus obras reconoció la necesidad de escribir de este modo por hallarse incómodo con la formulación de un Tratado a la usanza de los antiguos filósofos
En la mayoría de sus diálogos el personaje central es Sócrates, quien se encarga de dar: ya sus ideas, o las del propio Platón. Esto lo hacía incluso en vida de su maestro. De lo cual se recuerda que Sócrates haya dicho alguna vez: “¡Dioses!, ¡Qué de cosas me hace decir este hombre!”
Diógenes Laercio, escritor del siglo III, recopilador de las historias de los antiguos sabios, cuenta que comenzó escribiendo poesías y tragedias. Que estaba preparándose para disputar un premio en las fiestas de Baco cuando oyó por primera vez a Sócrates y entonces prendió fuego a sus versos y se unió a él. Tenía entonces 27 años.
Los historiadores dicen que aprendió también de los pitagóricos, de los discípulos de Parménides y de Crátilo, uno de los sucesores de Heráclito. Viajó por Egipto, pero vio frustrado su deseo de ir hasta donde estaban los grandes magos de Asia en razón de las guerras que asolaban esa parte del mundo. Volvió a Atenas y comenzó a impartir conocimientos en un gimnasio, que levantó en un terreno arbolado que llevaba el nombre del héroe mitológico Academo, un arcadio que según la leyenda rescató a Helena de uno de sus tantos raptos y se la entregó a sus hermanos Castor y Polux. De ahí le viene el nombre de Academia a la escuela de Platón.
La obra más conocida, la que contiene su idea vital respecto de la Política es: La República. En ella resume el ideal de un Estado perfecto. Una especie de Socialismo primitivo, con rígidos estamentos sociales regido por las leyes de la naturaleza y cuyo regente debía ser un Filósofo .
Su doctrina se denomina Idealismo. Conforme a esto Platón divide la realidad en una parte “sensible”, y otra “inteligible”.
Ahora bien, la parte sensible, es aquella que podemos atrapar con los sentidos. Que tiene por condición el cambio. Es decir: nosotros, los seres mortales y las cosas materiales. Los que podemos ser de un día para el otro más gordos, mas flacos, más viejos, etc. Y las cosas que pueden mutar su peso, su número, calidad, y así el simple hecho de ser pasibles de alguna transformación en calidad o en cantidad, nos convierte en seres “accidentales”.
Lo Inteligible, es aquello a lo cual puede llegarse sólo a través de la “Idea”, por cuanto no es sensible, es decir: no puede ser captada por los sentidos. Es indeterminado y no asume forma alguna. Así lo inteligible se convierte en eterno, y da origen a las cosas materiales. No en el sentido de la creación o su nacimiento, sino de la percepción de su existencia.
El hecho de que las cosas materiales tengan por origen una Idea, es lo que según Platón, puede darles el contenido de “Semejanza”. De otra manera sería imposible conocerlas.
EL CONOCIMIENTO
Platón distingue cuatro tipos de conocimientos. El más precario e impreciso, que es: la Opinión, uno más elaborado pero inconsistente, que es: la Creencia, luego otro más preciso y veraz que lo compone: La Matemática o Episteme, y finalmente el conocimiento verdadero que es el de las Ideas: la Filosofía.
INTENTEMOS EXPLICARLO
Decía Platón que hay Ideas puras que pertenecen al alma del Universo. De esta alma universal, la nuestra es parte. Por ello es que podemos tomar las ideas, porque al ser nuestra alma parte de lo universal, sólo tenemos que “recordar” las cosas, las que a nosotros nos parece “descubrir o conocer”. Si un caballo, por decir algo, es igual a otro, es porque nosotros le damos esa identidad en virtud de esa Idea perfecta del Caballo que tenemos, ya que a poco de mirarlos, descubrimos que no son iguales, difieren en tamaño, en peso, o en edad. Los sentidos nos hacen ver la realidad material, pero por su carácter sensible; ésta es de gran imperfección y no podemos a través de aquellos, conocer la realidad. Sólo el alma puede discernir sobre la esencia de las cosas. El alma conoce, y entonces da origen al pensamiento, y de esta manera nosotros podemos luego obtener seguridad para nuestra existencia.
Siendo el Alma el elemento cognoscitivo, la mayor participación de ésta a través del pensamiento, en el análisis de la realidad, nos convierte en cada vez más sabios, ya que los sentidos nada pueden enseñarnos, más bien todo lo contrario, nos inducen generalmente al error.
EL MITO DE LA CAVERNA
Una gran fábula de Platón, encierra una exquisita muestra de su pensamiento: El Mito de la Caverna. También forma parte de su obra: La República. Allí, en una mezcla de ficción y abordaje a un tema sociológico describe una escena en la cual unos hombres se hayan prisioneros de una realidad que sin ningún esfuerzo podríamos emparentar con la nuestra. Estos hombres están rígidamente sentados en un sitio del que no se pueden mover. Están condenados a mirar desde su lugar; la pared del fondo de una gran caverna, donde la realidad que conocen les llega proyectada desde un sitio oculto. Ellos creen que esa es la verdad. Porque no conocen otra cosa en su vida de prisioneros de la Caverna. Ignoran que lo que ven es lo que algunos quieren que vean. Los que manejan las figuras proyectadas.
Uno de ellos logra salir de esa posición y advierte que esa realidad no es más que sombras proyectadas de hechos que ocurren a sus espaldas y entonces, sube una cuesta hasta salir de la Caverna y descubrir que hay una realdad distinta, que los manipuladores de las sombras les impiden conocer. Los que manipulan las imágenes, en forma intencional, privan a los habitantes de la Caverna del conocimiento de lo que realmente sucede.
Nótese aquí, la relación que automáticamente hacemos con los medios de comunicación y su influencia en las construcciones del sentido común desde el poder y su ideología imperante. Pero más profundamente, pensemos en Fucault y su tesis del poder como constructor del individuo, expuesto dramáticamente en su libro: Vigilar y Castigar. Para sopesar la profundidad de análisis, que encarna El Mito de la Caverna.
Al ver esto el hombre que se animó a salir de la caverna, adquiere el conocimiento de lo que ocurre y vuelve a donde están sus antiguos compañeros e intenta persuadirlos de todos modos de que lo que allí ven no es más que un engaño para mantenerlos en la ignorancia. Sin embargo lo toman por loco, o por enemigo, al observar que se está oponiendo a las reglas establecidas de no mirar otra cosa que esa pared y lo matan
Así Platón busca explicar los dolores que supone la búsqueda de la verdad, y más aun, el querer compartirla. Platón identifica la verdad como: “El Bien”, la luz que todo lo ilumina. En la Idea central de la Filosofía moral de Platón el Mal proviene de la ignorancia, en tanto el Bien es fruto de la sabiduría.
LOS VIAJES A SICILIA
Platón hizo tres viajes a Sicilia. El primero para visitar la corte de Dionisio I, tirano de Siracusa, quien manifestaba gran interés en conocerlo. Fue allí a instancia de Dion, un sabio siciliano pariente del monarca. Se habían conocido en Tarento mientras estudiaban la filosofía de los pitagóricos. Dionisio I era un ser un tanto acomplejado, que mantenía una extraña relación con los filósofos, a quienes gustaba tener a su lado. Estos, que ya le habían tomado el pulso, le entretenían a cambio de los favores y las donaciones que les hacía. Dionisio que debía su poder a la fuerza bruta y la sangre de opositores, trataba de suavizar su imagen en compañía de los sabios. Mas, careciendo totalmente de modales refinados, solía descargar su ira sobre éstos, que al fin y al cabo eran amigos a sueldo. A uno de ellos, también discípulo de Sócrates, llamado Aristipo, le hizo arrodillar y poner la cara contra el piso para escuchar un pedido. Cuando le dijeron que había algo vergonzoso en su actitud, Aristipo respondió que él no tenía la culpa de que Dionisio tuviera las orejas en los pies.
Sin embargo Platón no era ese tipo de sabio. Pronto le dijo a Dionisio que la tiranía no era una buena forma de gobierno, ya que aprovechaba a un solo individuo, salvo que el tirano tuviera grandes cualidades. A esto Dionisio respondió diciéndole que hablaba como un estúpido. Platón a su vez le dijo que hablaba como un tirano. Dionisio entonces quiso matarlo, pero interviniendo Dion, con ruegos y súplicas logró que lo dejara vivir y se conformó con dárselo a un mercader de esclavos para que lo venda.
El mercader lo llevó a Egina. Allí Platón tuvo que sortear otro obstáculo en virtud de una ley que condenaba a muerte al primer ateniense que pisara la isla (lo cual nos dice que tipo de sentimientos despertaba la Atenas imperial). Tras discutir el asunto los eginenses, cayeron en la cuenta de que Platón era “sólo un filósofo”, y le permitieron vivir y ser subastado. Un culto empresario de entonces, llamado Anniceris, lo compró para darle la libertad. Los amigos de Platón luego juntaron el dinero para restituírselo, pero los rechazó, diciendo que no solo los atenienses eran dignos de interesarse por Platón. También se dice que Dion, había enviado a Platón el dinero para el mercader, y que habiendo llegado tarde ante la intervención de Anniceris, este lo aceptó y lo destinó a la compra del sitio donde fundó la Academia.
No faltaron las versiones fantásticas. Una de estas dice que los dioses castigaron al mercader por maltratar a un filósofo haciéndole perder una batalla y hundiéndolo en el mar.
Por su parte Dionisio I, al enterarse de la liberación de Platón, le envió una carta pidiéndole que lo perdonara y no lo recordara mal en sus discursos.
EL SEGUNDO VIAJE A SICILIA fue para visitar esta vez al hijo del tirano: Dionisio II. Este había rogado a los amigos de Platón, especialmente a Dion, que lo convencieran de volver a su corte. Platón fue entonces, dicen, con la intención de pedir tierras para fundar allí su República. El tirano cobró gran afecto al sabio y entre otras atenciones ayudó a que éste fundara también allí una escuela similar a la Academia. El pensamiento político de Platón estaba ya maduro y había dicho que el mejor gobierno era aquel que fuese de gran virtud y sabiduría. Así que, un gobierno fuerte en manos de un Rey-filósofo era la solución a todos los problemas del Estado. Dionisio II se zambulló con gran entusiasmo en el estudio de la Filosofía, pero al poco tiempo, vencido por su propia naturaleza, se cansó de estudiar y echó a Platón y a sus amigos de la corte.
EL TERCER VIAJE. Fue un intento infructuoso de reconciliar a su amigo Dion y al Tirano. A estas alturas Dionisio II, tenía en sus orejas a interesados cortesanos que alimentaban sospechas de que Platón incitaba a Dion a liberar Sicilia. Quien sabe que habrá de cierto en esto, pero Dionisio II, por mal alumno de Filosofía que fuese, no era tan estúpido, y finalmente no estaba errado, ya que con el tiempo, efectivamente Dion le arrebató el poder.
Tal vez fue esta la última vez que Platón creyó posible ver concretada su idea de una República perfecta. Se alejó de la política y cuenta Diógenes Laercio, que cierta vez una gran ciudad le pidió leyes y él no quiso dárselas porque no aceptaban establecer la igualdad entre sus habitantes.
Como a muchos filósofos de aquella época, le tocó alguna vez hacer de abogado. Un amigo suyo había sido acusado de un crimen capital. Ascendía con él a la Acrópolis para encargarse de su defensa cuando encontró al delator, que le dijo: “Vienes a defender a otro sin soñar que al regreso te espera la cicuta al igual que Sócrates…”. A lo que Platón contestó: “Cuando yo llevaba las armas me exponía a los peligros por amor a mi patria; ahora lucho en nombre del deber y desprecio los peligros por amor a un amigo”
AMOR PLATONICO
Platón dedica un libro llamado “El Banquete”, a hacer el Elogio del Amor. Para él, Eros, el Dios del Amor, es hijo de un Deimon llamado Poros, que representa El Recurso, y de Penía, la Deimona de la Pobreza.
Sucedió en la fiesta del nacimiento de Afrodita; Poros se había tomado algunas copas de más, y entre alegre y aturdido, salió a tomar fresco al jardín de Zeus, cuando presa del cansancio se echó a dormir. La Pobreza, astuta por necesidad, tuvo la idea de aprovecharse de Poros para hacerse de algún recurso, y se acostó a su lado. Borracho como estaba Poros, la encontró deseable e hizo el amor con ella y ambos tuvieron a Eros. De ahí que el Amor se manifiesta siempre dotado de grandes recursos pero a la vez es pobre.
Eros es el intermediario entre los dioses y los hombres. Como su padre es osado y conquistador, como su madre es indigente y astuto. Su vocación es la de conseguir lo que desea, pero no bien lo tiene desespera por lo que le falta y aun mas, por conservar lo que ha conquistado.
En el Amor platónico se configura el drama de la existencia humana como un acto de amor que desea trascender. El Amor es el aguijón que nos impulsa a la superación, el que hace al individuo esforzarse tenazmente por lograr aquella paz que complete su alma, y en la búsqueda de esa paz, se desenlaza la vida que tiene por Norte el Bien y cuya avenida en la ascensión del Amor hacia su realización es la Filosofía. El Amor tiene afán de descendencia, mas no tan solo de los frutos del amor carnal, como son los hijos naturales, sino por sobre todas las cosas de aquel amor espiritual que hace parir hijos al espíritu, los del conocimiento, los de los ideales, en los cuales Platón tal vez, podía sentirse padre de sus discípulos a la vez que hijo de Sócrates, aquel, su progenitor espiritual.
Contaba con alrededor de 80 años de edad y no queriendo perderse una comilona, asistió a una fiesta donde oficiaba de padrino de bodas de un discípulo de la Academia. La fiesta se prolongaba y siendo ya muy tarde, se retiró a un rincón a descabezar un sueño y no volvió a despertar. Se había hecho eterno como las ideas que concibió.