En el Fortín Boquerón de Paraguay hay una tumba, donde descansan los restos de dos amigos que se enfrentaron en la guerra del Chaco Boreal entre Bolivia y Paraguay, la guerra latinoamericana más importante del siglo XX.
La guerra; decía Erich Hartmann, es ese lugar donde jóvenes que no se conocen ni se odian se matan por la decisión de viejos que se conocen y se odian pero no se matan.
Tomas Manchego era Capitán del ejército boliviano, y Fernando Velázquez Teniente 1ro. del ejército paraguayo. Pidieron ser sepultados juntos, tras pelear y enfrentarse cada uno defendiendo a su país.
La nobleza del hombre que encuentra al mejor amigo de su vida en la más extraña circunstancias, ese ser a quien Atahualpa Yupanqui describió como: “’Uno mismo en el cuero de otro”’, ya había sido retratada por José Hernández al describir el encuentro entre el gaucho Cruz y Martin Fierro.
Manchego y Velázquez, jóvenes oficiales de sus respectivos ejércitos se conocieron en Buenos Aires en una misión de capacitación militar.
Bolivia y Paraguay disputaban por entonces las tierras del chaco Boreal, Fracasaban las negociaciones y finalmente en diciembre de 1928, los paraguayos iniciaron las agresiones destruyendo el fuerte boliviano: “Vanguardia”, al que consideraban que estaba en territorio del Paraguay. Allí. toman prisionero a un batallón boliviano. Manchego era uno de los dos oficiales de ese pelotón, y Velázquez era oficial en el de los paraguayos. Ambos se reconocieron y recordaron su paso por Argentina. Estrecharon sus lazos de amistad durante el tiempo de cautiverio de los bolivianos, redundando esta situación en favor de un mejor trato para los soldados prisioneros. Ocho meses después fueron liberados, intercambiados por otros soldados en poder de Bolivia.
Las hostilidades prosiguieron. Y ambos amigos se enfrentaron por segunda vez en batalla en ocasión en que el ejército boliviano defendía las posiciones del fuerte Boquerón en 1932, enfrentando a los paraguayos quienes cercaban el fuerte. Las fuerzas de ambos bandos se tiroteaban desde las riberas de un ancho zanjón que los dividía.
Caída la tarde desde el lado paraguayo del zanjón se escuchan fuertes quejidos de dolor entre la espesura del monte. Los camilleros y el doctor Alberto Torrico, van en busca del herido a pesar del fuego de fusilería ya que piensan que puede tratarse de un soldado boliviano, pero resulta ser el Teniente Velázquez, al que capturan y es inmediatamente llevado al Hospital de campaña. Inmediatamente es reconocido por el Capitán Manchego quien solicita los mejores cuidados para su amigo. El curioso destino quiere que dos días después se produzca otro enfrentamiento y esta vez las esquirlas de una bomba le dan en la cabeza al Capitán boliviano terminando mal herido, internado junto a su amigo paraguayo. Velázquez agoniza y Manchego desmejora. En un lapso de lucidez ambos le piden al médico que de acabar muriendo sean sepultados juntos.
Al cabo de 5 días de agonía Velázquez muere, y dos días después también muere Manchego. El Dr. Torrico decide respetar la última voluntad de los amigos.
La tumba está ahí. La historia es respetada por ambos ejércitos. Familiares de uno y otro van en peregrinación a visitarlos a pesar de la distancia ya que el terreno en disputa es juntamente meridional a los dos países. Pero ni las familias ni los gobiernos han separado a estos amigos. Increíblemente la guerra de estos dos países dejó como uno de sus saldos esta conmovedora historia de amistad, de amor fraterno y humano. Al término de la guerra, se sucedieron muchos encuentros de camaradería entre oficiales de ambos ejércitos. bajo la advocación de las memorias de Manchego y Velázquez, incluyendo al General Estigarribia, jefe del ejército paraguayo en la contienda, quien seria años después Presidente del Paraguay
En 2017, al cumplirse 85 años de aquel conflicto armado, en el Fortín Boquerón, junto a la tumba de los amigos los dos ejércitos se encontraron para rendir homenaje a los caídos en aquella guerra, y un tributo a uno de los mejores sentimientos que el ser humano ha experimentado en su Historia. La Amistad.
Comentarista de literatura clásica, de la historia y de la historia de la Filosofía. Autor de «Manual de Ordenanzas de Obras Públicas» y de «El Humor de los Sabios».