Hoy no será un poema, solo la liberación de un pesar.
Antes de cerrar mis ojos para encontrarme en sueños, vuelvo a sentir ese peso de angustia en el pecho. Mire al techo y asentí con la cabeza, como diciéndole a Dios que acepto llorar, que acepto haber cargado con esta incertidumbre por días.
Pienso que habiendo tantas metas importantes en mi vida que se centran en lo económico o el crecimiento personal, de nuevo me detengo en el camino a esperar lo no esperado. Una melancolía que busca llenar un corazón adolorido, alguna coincidencia, algún mensaje, alguna llamada de esa persona, que con certeza sabiendo que ella no es para mí, aún así alivia un poco mi soledad, pero ya no te quiero en mi cabeza.
Entre lágrimas susurré «sale de mi cabeza por favor», y déjame seguir solo, que me cansa tener que guardar sentimientos sin tener donde arrojarlos, que me cansa tener que forzar a mi cerebro a la idea de que nadie me llegue amar solo para escapar de un rechazo… Déjame ir solo como siempre he caminado por la vida, porque no hay nadie a quien más pueda necesitar que solo yo mismo.
Manifestación de mi inconsciente a través de escritos