Un día decidí convertir en poema tu tatuaje
Decidí decirte que tenés la mística de la Maga cortazariana,
aunque nunca terminé de leer Rayuela.
Tu tatuaje ese lenguaje de tinta negra
Que recorre tu cuerpo,
Que va del esternón a la columna casi
Acentúa tu figura y es uno
con tu piel.
La simetría es perfecta
Los trazos están bien hechos
Y el dibujo es hermoso!:
Una serpiente que envuelve tu cuerpo
Y que lo abrazará hasta la muerte.
.
¿Sabés que la serpiente representa las fuerzas de la tierra, el caos,
Que busca ser ordenado
Pero que en tu piel hace de vos más que una mitología
Y tu cuerpo, un cuerpo narcotizado y sexy es un cuerpo que no necesita de nadie
Él mismo erige su propio universo?
Tu
Serpiente
Se parece más a la serpiente nietzscheana del eterno retorno
Que a la serpiente bíblica del conocimiento,
Ella repite eternamente lo que vos ya sabés
da indicio de que te cansas rápido de la gente.
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Seamos sinceras las dos sabemos
Que si tendríamos más tiempo te cansarías de mí
Repetirías la misma historia y me echarías de tu vida
Como lo hacen todxs y como lo haces con todxs
Y así comenzarías a repetir el eterno retorno de tus conductas.
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Te hartarías de mí porque descubrirías
Que en el fondo no hay nada
Que siempre hablo de lo mismo
Que estoy totalmente vacía
De hechos y sentidos
Que todo lo que hago es para olvidarme que voy a morir
Y que estoy muriendo
Y que tengo una obsesión estúpida con la muerte
Pero que un instante tierno o un gesto tuyo borra ese infierno
De la ansiedad, de la pulsión tanática, del tiempo.
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Te darías cuenta que en el fondo mi vínculo más íntimo es con la muerte
Que mis mejores versos se los dedico a ella,
en mis largas noches de insomnio que se convierten en días y no son pocas.
Te darías cuenta que el tiempo no para, corre en línea recta y nunca vuelve,
pero con vos siempre es el momento oportuno: es Kairós -como decían los griegos-.
Con más tiempo sabrías que vos sólo sos la negación de ella
Un instante
Un respiro, un alivio
Puro placebo de ternura envenenada.
.
Al fin de cuentas he decidido caer en tu ternura envenenada porque hay vida en ello y no hay tiempo.
Sabrás que mi rara obsesión con la muerte hace que quiera fácil,
que aprecie demasiado el momento
y que eso me convierte en una persona nostálgica, melancólica, soberbia y triste, con ansias de todo y a la vez de nada.
Sabrás también que cada vez que te veo me dan ganas de abrazarte y de darte un beso
-en la nariz o en la frente-
De esos que te protegen del mundo y de tu propia agonía –aunque no lo necesites-
Sabrías también que con sólo contemplarte o escucharte me basta, me siento a salvo
¿De qué? Ni yo lo sé.
Pero me siento a salvo y es algo hermoso y ya no hay tiempo.
Y menos mal que no lo hay
porque de lo contrario me destruirías porque tu curiosidad por mi excentricidad desaparecería en el día a día
Todo se volvería banal e insípido como la vida misma.