El cuerpo deja de doler,

el alma que no existe ya no adolece,

el silencio se vacía,

los pensamientos paran de emerger,

las palabras se desbordan,

se caen 

y no vuelven más.

.

De a poco dejo de escribir:

ni los pensamientos son claros,

ni hay placer en las drogas,

ni en el sexo

sólo lo efímero.

El tiempo fluye como el agua

y nosotros como el bambú japonés

que no se rompe

nos dejamos abrazar por él.

.

Ojalá deseemos regresar eternamente.

Ojalá la vida no sea un eterno retorno.