El cuerpo adolece,
el alma que no existe duele,
el silencio se vacía,
los pensamientos no paran de emerger,
las palabras se desbordan.
.
Y vos sabes las cosas que me afligen:
El tiempo, la vida, la muerte.
Ahora a ellas agregaría:
la ausencia de tu cuerpo,
la lejanía de tu piel
la finitud: muriéndonos,
convirtiéndonos en
futuros cuerpos putrefactos.
Esas cosas también
mendigan por mi cabeza.
Y vos tan lejos…
-es otra forma de decir:
el tiempo, la vida, la muerte-.
.
Veo al otro, pero no lo miro,
Observo cómo sonríe y me invade tu sonrisa,
Toco otra piel y recuerdo la tuya.
Observo ojos que me buscan y no me encuentran
Mi mirada los atraviesa
exijo la tuya.
.
Todo esto para decir que
anhelo tocar tu piel
-tocarte-
en las noches frías,
cuando la necesito
y más aún cuando no
la requiero.
La memoria del tacto es la que más duele, la que más dura.
¿Para qué olvidar?
Escribo sobre escenarios posibles. Pero en el fondo siempre escribo sobre lo mismo.