alguna vez fuiste tan conciente de tus propias debilidades? le pregunto a quien lee que en realidad es una persona imaginada que tengo, alguien que existe en mi cabeza, que en realidad y voy a deschavar el propósito de este poema, estoy hablándole a toda la gente que me gusta, agustina sofía myle martina federico rocío lautaro valentina, decidí llegar al fondo del pozo y darle el segundo título a este poema: la verguenza, o mejor dicho, me voy a avergonzar más de lo que ya me he avergonzado con ustedes, voy a reconocer que hice lo posible, les escribí en las redes sociales, que es esto, un poema virtual? como funciona el amor escrito en la época de la comunicación electrónica y de repente otra verguenza más, no quiero ni decir los nombres de las redes sociales, que es esto de escribirnos por redes sociales, por que no tengo tu número y te llamo al fijo y me decís «no me llames más» seguido de una violenta colgada del aparato, o la posibilidad de dejarte un mensaje, que aprietes el boton en tu contestadora añejada por el cigarrillo, sabías que una manera que tienen los coleccionistas de vinilos de los beatles de reconocer la época y el estado de los vinilos es ver cuan amarillas están las cubiertas porque en los 60 la gente fumaba en índices exagerados? igual que te importa, bueno capaz si, depende quien lea esto, pero quiero dejar el mensaje en tu contestadora, y decir «creo que vos y yo estamos hechos para el otro» y cosas así, escribir eso en internet no es lo mismo, vos sabés que no es lo mismo, pero no me queda otra, y acá estoy, hablando o escribiendo sin pausas pero es que vos sabés un poco (creés que no pero si) que cuando hablo soy así, no puedo parar porque tengo tanto que decirte, hay tantas cosas quisiera decirte si tan solo vos me dejaras, pero no puedo, no puedo, esto me recuerda, que algo muy bueno de la poesía y del arte en general es que si sos un romántico y pensás que escribir EL poema o LA canción en mayúsculas o tal vez en minusculas te va a servir de algo, no, no es así, ni siquiera te va a servir poner bien las tildes, y aunque no lo creas y no lo quieras, eso es bueno, porque ni así agustina o sofía o myle o martina o federico o rocío o lautaro o valentina te van a querer, mucho menos amar, siempre va por otro lado, por el lado más de la minucia, por el que dice bueno: creo que ahora empieza el resto de mi vida
fundamentalmente ignorante, rionegrino repatriado en Boedo. falencias y frustraciones.