Aquí vienen las sirenas.
Aquí vienen los murmullos atrás de tu oído.
El «tal vez», el «y si».
Aquí vienen los susurros enloquecedores de cosas irreales transformadas en verdad.
Odiseo se tapo los oídos para no oír y enloquecer
Doblegado, sometido a sus susurros: no solo los oídos deben ser protegidos, también el espíritu
Ejercicios de futilidad