A veces las miradas reemplazan a las palabras, cuando estás no alcanzan o cuando quedarían fuera de lugar si se las pronunciara
Cómo las miradas de los conjurados en la antigua Roma para deponer a un emperador
Cómo las miradas de los amantes que no necesitan decirlo de que se desean y necesitan sentir el roce de sus cuerpos desnudos
A veces las miradas pueden ser más peligrosas que las palabras; sabio aquel que sabe interpretarlas
Ejercicios de futilidad