Sermón de la inocencia II

Felices aquellos que el señor los ha abrazado y protegidos contra toda educación de la maldad

Desgracia para aquellos que en su protección contra la maldad están a merced en la guarida de los lobos 

Felices aquellos que están exentos de toda tentación por hacer sufrir a su prójimo y lo ama aún cuando aquel le clava el puñal

Desgracia para aquellos que al estar exentos de toda maldad sufren el goce de aquellos que disfrutan hacerla sin remordimiento 

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