Volver a correr detrás de la pelota y terminar el partido.
¿Quién irá al arco, pri?
Y andar en bici.
Ir a la plaza y hamacarnos.
Piedra, papel o tijera y saber quién cuenta.
Y escondernos.
Y encontrarnos.
¡Y contar, otra vez!
Y la revancha a la bolita.
¡Prometo pagarte con la japonesa que tanto te gusta!
Y pelearnos.
Y enojarnos.
Y jugar de nuevo.
Y dejarte elegir.
¡Mancha congelada!
Ahí me quedaré.