No es casualidad

cuando la noche acabe con la última contradicción de los desvelos en los silencios de otoño, buscaré; referencias a mí mirada en la tuya, esos ojos color fuego que incendiaron los caminos de enero.

y ahí,

exactamente ahí

conocerás cada uno de mis miedos:

mi cuerpo desnudo contorneado por una luz tenue en las afueras de aquel lugar donde las cicatrices demostraban identidad.

y hoy porto con orgullo por todo mi cuerpo las flores que nacieron con cada uno de nuestros recuerdos. Que como a un jardín en la primavera post espera observamos con tanto amor como el que fluye por los ojos del sol.

y es que aún después de todo había olvidado cómo mi pecho ardía al sentir el privilegio de verte, verme.

y aunque viva torturado por las medias tintas de un te quiero atorado en un tan conocido papel, o la intención de un te extraño saboteada y perdida en el silencio, ruego por una salida aún más extraña o un final más complejo que busque la calma en una ciudad atorada de ruido y sumida en la más oscura de las banalidades. busco, en medio de mi propio silencio, una melodía suave y detallista, busco, en medio de mi propio mar de incertidumbre, una certeza.

certeza que no fue oportuna, porque el tiempo pasa, los hilos se rompen y los lagos se secan, quizás explotamos como dos energías completamente naturales pero igual de incompatibles que tuvieron la oportunidad por magia del azar rozarse en planos distintos. Distintos, Distantes, incompatibles pero si haces la pregunta correcta y descifras el lenguaje de los ojos encontraras que la respuesta es el más nostálgico deseo de la piel y el fuego del amor.

buscame, que me volví adicto a la sensación del dulce encanto de la incertidumbre susurrándome al oído todas mis opciones, dejando desnuda la certeza de que no sé qué haría si te encontrara, porque me fui, hui y escapé a un lugar donde no estabas sólo para darme cuenta de que era yo quien te estaba buscando.

y cuando el desgarrador sonido

de mis propios gritos

haya arrancado hasta la última de mis pieles

sólo

          huesos

                          quedarán.

y de sus cenizas nacerán las flores

a las que nunca les puse nombre

en ellas habitarán mi esencia y mis dones

y entre esos pétalos se abrigará mi alma

y el más profundo de mis renglones.

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