Perdices
—No se puede creer que admirando tantas perdices tengas esa cara. —¿Qué cara? —Esa cara que no llega a tener
Mi prima ya me había comentado la situación difícil por la cual atravesaba Carla, que teníamos que llamarla dos horas
Ya te volviste loca. No trates de pensar en los motivos, solo pegáte un cartel en la frente que diga.