Puedo verte, a la distancia.
Estas llamándome.
Tu imagen yace impávida, inmutable;
Mas escucho en mi oído un leve susurro
Ven.
Acompáñame.
Caminemos juntos.
El sol reposa en mi cuerpo,
Sin embargo no siento calor alguno.
Observo tu silueta a lo lejos,
Tus manos extendidas; cálidas e invitantes.
Un dejo de desesperación detrás del manto de amistad.
Ven.
Acompáñame.
Camina conmigo.
La puerta se abre y muestra
La estepa es tu hogar.
A lo lejos, umbra.
Aceptaré tu invitación, vieja amiga.
Me pondré tu manto.
Tomaré tus manos y caminaremos.
Pero no hoy.
No ahora.