Ayer cuando de niña

callaste tu verdad

decidiste nadar

en el apacible lago de mentiras

y nunca llegaras a la orilla

sin las fuerzas de terceros.

Mas yo aprendí

a afrentar mis profundidades,

alma navegando en el vaivén del mar,

cuyo nado en olas turbulentas

me acercaron verdades, aquellas que antes,

parecían extranjeras.