El avance de la derecha conservadora en nuestra ciudad (y en nuestro país) se está haciendo inaguantable. Esto, sumado al desamparo económico y social ejercido por los distintos gobiernos de turno, ha permitido que tanto la cultura y los sectores más vulnerables sean como siempre quienes reciben los peores golpes.
Desde el gobierno de Mauricio Macri, se instaló una política nula para con les hacedores culturales que no hizo más que empeorar. Porque el dinero no llega, o llega a bolsillos ajenos, de partidos y grupos que se creen con el derecho de opinar a quienes se debe financiar, y en qué terminos. El recorte a los fondos municipales, la quema de espacios culturales (cómo la estación noroeste y recientemente la estación de spurr) y la avanzada de Olimpo y otras organizaciones sobre espacios públicos con fines de privatización son un ejemplo claro de esto.
El pasado 12 de Julio, el Consejo Cultural Consultivo salió a las calles en protesta del escaso financiamiento que existe para los proyectos presentados este año (más de 36 proyectos que van desde artes escénicas, música, literatura, etc). Esto, debido a que el presupuesto asignado a la ordenanza N 19.038 (“Eventos permanentes de continuidad en el tiempo e impacto social”) se encuentra totalmente desactualizado por la constante inflación que sufre el país.
Además, repudian la intromisión de partidos conservadores, como lo es el pedido que hizo la concejal Valeria Rodriguez (Avanza Libertad) acerca de revisar los criterios con los cuales el Consejo otorga el beneficio económico a los aspirantes. Criterios que, ellxs mismxs responden: «son los construidos en 12 años de historia de una asamblea soberana».
Parte del comunicado oficial: «Lo dijimos en su momento y lo reafirmamos: las ordenanzas no se tocan, menos aún cuando generan trabajo y ese trabajo aporta al crecimiento de la ciudad».
Sumado a esto, llaman la atención los incendios y el abandono de los espacios ferroviarios, puesto que desde hace mucho tiempo el neoliberalismo busca desmantelar estas áreas históricas, que tanto han ayudado en otras épocas al pueblo trabajador y al intercambio cultural. ¿Cuál fue la respuesta, por ejemplo, cuando descarriló el tren desde Buenos Aires a Bahía? No fue mejorar las vías e invertir en la seguridad social, sino que los maquinistas debían «bajar la velocidad». Bajar la velocidad en un recorrido que normalmente toma 12hs. Insólito. E igualmente, ¿cuál fue la respuesta que llegó cuando ocurrió el incendio de la estación noroeste? la demolición inmediata, destruyendo así un espacio que funcionaba como lugar de encuentro de la murga, una biblioteca popular y salas que brindaban apoyo escolar.
Pero como única respuesta, desde el municipio, nuestro intendente Héctor Gay se lavó las manos, y desde provincia también.
Así, relegadxs a la miseria y sometidxs a decisiones que sólo favorecen a minorías capitalistas, artistas y demás trabajadorxs de la cultura deben pensar muy bien a la hora de siquiera intentar empezar un proyecto; encontrar financianciamiento, espacios, puede ser complicado, pero poner precio, quizás, es una de las tareas más difíciles, porque, quienes saben que el público no puede pagar grandes cantidades, recortan el dinero de las entradas, de los talleres, hacen menos funciones; Pero entonces, ¿cómo vive un artista actualmente? La respuesta es clara: como puede.
Y para terminar con la larga lista de situaciones que traspasan los límites de nuestra indignación, no queremos dejar de repudiar al proyecto presentado por las concejales Valeria Rodríguez (Avanza Libertad) y Soledad Martinez (Juntos por el cambio). Porque no es casualidad que primero se haya prohibido el lenguaje inclusivo por parte del mandato de Rodríguez Larreta y luego existan estás nefastas manifestaciones en nuestra ciudad. Como siempre, a propuestas conservadoras, reacciones retrogradas. ¿O piensan que no sabemos exactamente a qué se refieren cuando hablan de «adoctrinamiento»? La ESI, las manifestaciones de las nuevas generaciones y todo aquello que no entre en la «Buena Cultura» -así, con mayúscula- queda por fuera, o se vuelve una imposición. Nótese también, que la repetición del nombre de la concejal Rodríguez no es casualidad. Nos preguntamos: ¿acaso no adoctrina su intromisión en el consejo y en las aulas?
Por todo lo comentado anteriormente, desde Granada queremos manifestar nuestro repudio hacia toda muestra de sabotaje cultural, ya sea en el ámbito artístico, educativo, o en incendios «accidentales» que causan el desamparo de lxs distintos trabajadores. Y porque creemos que todos estos distintos hechos no fueron aislados, sino que corresponden a una serie de maniobras premeditadas por la derecha neoliberalista, y por quienes están en el poder y no hacen nada por detenerla.
Pero no todo puede ser desesperanza.
Debemos crear redes para mantener los distintos espacios y la cultura viva. Porque, por más que estos avances demuestren otra cosa, no se puede borrar la memoria, ni detener el progreso. Por eso, debemos permanecer firmes en nuestra militancia artística y dar pelea.
Desde Granada, saludamos a todxs nuestrxs compañerxs, y les aseguramos nuestro acompañamiento en todo cuanto nos sea posible. Porque no se puede difundir la cultura sin defenderla, ni crecer sin primero echar raíz.
Atte: Equipo de Granada.