Capítulo 5: El asunto es
BRUNO, EL INTENDENTE (Pantalón de vestir azul, camisa celeste sin corbata, sonrisa amplia. Invadiendo el ambiente con su perfume): Buen día, Diego, ¿cómo estás?
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE: Buen día.
LA GOBERNADORA VITAL (Sobre unos tacos blancos de 16 cm, ataviada en un jean ajustadísimo y una camisola roja comprada en su escapada del fin de semana a Miami con fotos en Caras y todo. Perfumada hasta las cutículas): Buen día, Diego.
BRUNO, EL INTENDENTE: ¿Conocías en persona a Mery, nuestra gobernadora?
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE (Aturdido por los efectos de las pastillas en sincretismo alucinógeno con los perfumes importados): No.
BRUNO, EL INTENDENTE (Preservando la luminosidad de sus dientes bajo la seriedad del caso): Diego, voy a omitir todo preámbulo y te voy a plantear por qué te citamos con tanta urgencia acá con Mery.
LA GOBERNADORA VITAL (Modificando su semblante de manera abrupta, como si fuera a darle a Diego la noticia de la muerte de su hija -si tuviera una- y moviendo la cabeza de arriba a abajo como esos perritxs chinxs que las personas distinguidas ponen en las lunetas de los autos): Diego, acá con Bruno vamos a omitir todo tipo de preámbulo.
BRUNO, EL INTENDENTE (Jugando con una birome con el logo de la municipalidad, probablemente pensando en qué palabras elegir para algo tan grave): Tenemos, ¿cómo decirlo?, un problemita en ciernes. Tema que vamos a manejar a nivel jerárquico, ¿me explico? Somos pocxs lxs que vamos a saber de esto, Diego. Y dada la enorme confianza que tenemos depositada en vos es que vamos a participarte en el asunto.
LA GOBERNADORA VITAL (Todavía moviendo la cabecita en señal de asentimiento, entrecerrando los ojos presa de una preocupación extrema y sobreactuando las palabras como se hace ante una tía sorda): Diego, se trata de un problema que vamos a manejar a nivel cúpula, no se tiene que filtrar nada a los medios, ni un rumor, ni un rumor. Ni un rumor.
BRUNO, EL INTENDENTE (Preguntándose sobre la necesidad de que la gobernadora Vital repitiera cada frase, así no vamos a terminar más. Y ahora sí, perdiendo definitivamente la compostura, aumentando la sudoración a la par del avance de su relato): El caso es que hay un muerto, un tipo muy importante. No te vamos a dar detalles porque estamos ante una urgencia y ya los vas a descubrir solito en la escena de los hechos. Justamente, lo que queremos es que te presentes y seas nuestros ojos y oídos. Entendemos que se trató de una muerte natural, pero así y todo, en nombre de la verdad, queremos enviarte a que inspecciones un ratito. Como dice el dicho: “el hombre es bueno, pero es mucho mejor si se lo vigila”.
LA GOBERNADORA VITAL (Dedicándole una sonrisita de admiración a Bruno): Como bien dijo Bruno, solo vas a estar ahí un rato: vas a ver, vas a escuchar y después te vamos a llamar para que nos cuentes con lujo de detalles todo.
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE (Sintiendo picazón en la oreja izquierda, alguien piensa en mí ¿Tony?, sin saber si mirar al intendente o a la gobernadora, alternando la posición de sus ojos, este la está tocando por debajo del escritorio, ¿qué foto tendrá sobre la mesa, observándolo? y dejando salir las palabras lentas y pesadas como si recién se hubiese pinchado colágeno en los labios): Quiero pedirles dos cosas, si fuera posible.
BRUNO, EL INTENDENTE (Mirando con recelo a Diego, consultando algo que no llegamos a oír con la gobernadora Vital, rozando los labios en la mejilla de leves pelitos rubios de ella y volviendo a Diego): Dale.
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE: ¿Quién es el muerto y a quién hay que cubrir?
BRUNO, EL INTENDENTE Y LA GOBERNADORA VITAL (Preguntándose si el hijo de puta leía el pensamiento también, mirándose y sacando una carpeta de la caja fuerte oculta detrás de la bandera insignia del municipio): Primero firmá acá.
BRUNO, EL INTENDENTE (Luego de que Diego firmase el documento sin siquiera haber simulado una lectura rápida): Esta mañana, hace un par de horas, recibí una llamada. Vi el celu y el nombre de mi esposa aparecía titilando sobre la pantalla. Vos sabés que ella, además de ser nuestra subsecretaria de Cultura y Comunicación, tiene una carrera excepcional como primera actriz y bailarina. Anoche tuvo función, algunos días suele llegar bien de madrugada, a veces incluso al día siguiente, por eso es que no me preocupó la hora de la llamada. Pero al atender su voz no era la altisonante, infantil y divertida que suele usar. Lloraba desconsolada, le pregunté qué le pasaba, dónde estaba. Después de un rato largo y luego de hacerme jurar que no me enojaría ni tomaría represalias me contó lo sucedido. Resumo los hechos: después de la función se fueron con un grupo de compañerxs a comer a un restaurante en Puerto Madero, ahí cerquita de casa, parece que se pusieron a charlar de la función, de la complejidad de la representación, de la filosofía interpuesta en el texto, que Hegel, que Descartes, que … (En este punto intervino La gobernadora Vital con el índice y el pulgar unidos haciendo un círculo imaginario en el aire, seña para que el intendente redondeara el asunto). Sí, sí. Decía que después de la cena se fueron a la casa de un amigo de una de las vedetes que trabaja en la obra, casi vecino de nosotrxs, en otra torre del barrio, a unos doscientos metros de casa. El vecino es ni más ni menos que Pompeyo, el presidente de Boca. Bueno, era, porque parece que el tipo se descompensó, tuvo un paro cardíaco y se murió.
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE (Necesitando una pastilla y un whisky): ¿Ella estaba sola con el tipo? ¿Ahora dónde está? ¿Por qué tengo que actuar yo si no es mi jurisdicción?
BRUNO, EL INTENDENTE (Transpirando ya sin control, estrujando fuerte la mano de la gobernadora, las dos íntimas sobre el documento que Diego acababa de firmar): Primero te respondo la última consulta, el Jefe de Gobierno nos ha liberado el acceso durante algunas horas para poder hacernos cargo del asunto, es probable que tengan que trasladar el cuerpo a un piso que tiene el vice de Pompeyo acá en Las Lomitas. El tipo no quiere lidiar con esto y tanto Mery, la gobernadora, como yo estamos de acuerdo en hacernos cargo de esto. Con respecto a tus otras consultas, Jaz me contó que en un momento sus compañerxs de elenco decidieron irse porque la conversación se había puesto demasiado lacaniana y que se quedó un rato más con Pompeyo desarrollando un acalorado debate acerca del concepto le stade du miroir y el vínculo con Te veo y se me para…el minutero, que es la obra que ella protagoniza. “Jaz, amor, ¿querés que mande a alguien a buscarte?” “No, amor, estoy muy consternada. Me voy a quedar un rato más acá hasta que mandes a alguien. Seguro sabrás qué hacer, pero no quiero que vengas”. No está en mi ánimo cuestionar las decisiones de mi esposa por lo que ella está aún esperando por mis hombres. Por vos, Diego. Aunque no tiene que saber que vos estás ahí. ¿Está claro?
Ahora te vas para allá con el oficial inspector Legal que te está esperando abajo, en la plaza, junto con dos policías más. ¿Entendido?
DIEGO, EL HOMOINVISIBLE (Envalentonado por la confidencialidad que le acababan de solicitar): Perdón, señor y señora, me falta la segunda cosa que les quería pedir (El intendente Bruno Iturralde y la gobernadora María Emilia Vital volviendo sobre sus pasos y mirándolo como se mira a un/a niñx antes de retarlx autorizaron el segundo petitorio). Quisiera aprovechar que no tengo que tratar con intermediarixs y ver si cabría la posibilidad de revisar mis condiciones salariales. Entiendo la situación de crisis económica, la herencia que la señora gobernadora ha recibido del gobierno saliente, pero mi último recibo de sueldo habla por sí solo: no supera la línea de pobreza. Sé que me pagan una parte por fuera de lo que se desglosa en el papel pero lo de la línea de pobreza lo digo contando ese parte en negro.
LA GOBERNADORA VITAL (Sonriendo. Solo sonriendo): Lea el inciso c del artículo 2º que acaba de firmar, Velázquez. Estamos en contacto, besos (Poniendo la boca así, lanzando uno al aire y ejerciendo un leve pellizco sobre la mejilla del intendente).