Aunque te calles, te escucho gritar.
Escucho como retumba dentro tuyo todo aquello que no dejas salir.
Tu miedo lo tiene encerrado, guardado bajo miles de llaves.
Van saliendo de a uno… despacio.
Duelen, vuelven a doler.
Pero no lastiman como antes.
Cambiaron de dagas a unas bellas alas.