Iba a venir Nicolás a buscarme para ir a un campo cerca de Villa Iris. Lo estaba esperando en el living de mi casa, un rato después del amanecer y miraba en Crónica la repetición de un vivo del día anterior: el Malevo Ferreyra parapetado arriba de un mangrullo con un fierro en la mano decía que no se iba a entregar. Abajo un grupo de Gendarmería tenía la orden de un juez para llevárselo por delitos cometidos durante la última dictadura. Ese era el cuadro de situación: una notera, también arriba del mangrullo, le hacía una nota al Malevo y en la pantalla cada tanto ponían una placa que decía “EN INSTANTES SE PEGA EL BALAZO”. Porque en un rato efectivamente el Malevo iba a llevar el arma a su cabeza y se iba a disparar en la sien. Y hay que decir que incluso con el aviso de esa placa roja el efecto fue de sorpresa pero sobre todo diría que fue un momento de realidad muy fuerte, en el sentido de lo poco espectacular. Un ruido seco primero y después un río de sangre continua pero discreta que bajó de su nariz y su boca. La cronista ahí hizo lo que pudo, siguió hablando, diciendo algunas cosas medio inconexas, y la cámara no se apagó nunca. Desde abajo se escuchó alguien de la familia del Malevo que dijo en riguroso tucumano: “se ha matado el Malevo”. Finalmente el cuerpo fue bajado colgando de una soga, peso muerto, hasta los brazos seguros de tres gendarmes que lo llevaron corriendo hasta la ambulancia que lo terminó de llevar hasta el hospital donde llegó sin vida. A los pocos días el CONFER sancionó al canal de Héctor Ricardo García y prohibió la repetición de las imágenes en televisión. En internet el video también fue prohibido y durante mucho tiempo quien lo quisiera ver terminaba leyendo el conocido “is not available”.

La cuestión es que Nicolás llegó a buscarme justo después del disparo del Malevo, por lo que me subí al auto un poco impresionado. Recién amanecía y el día estaba diáfano. Un rato antes de llegar al pueblo intenté sacarme la imagen de la cabeza y por momentos pude. En el campo hacía un calor insoportable y en un corte hicimos este otro video, un poco insustancial con respecto al de la mañana, pero que (ahora me doy cuenta) también presenta la historia de un toro caído. Es un video crudo, sin editar, que hoy tiene más de 1 millón 10 mil vistas, 412 “Me gusta”, 166 “No me gusta” y 18 comentarios. Los números, en consonancia con el propio video, son un poco ridículos. Ciertamente no les encuentro explicación y capaz por eso empecé con toda la deriva del Malevo. A mí de este segundo video me gustan dos cosas: primero, las líneas de diálogo, es decir, cómo se intercala la voz del Colorado (que es el encargado del campo) con la de Germán (que es el que filma), porque prácticamente hablan lenguas distintas. Se me hace como una fábula donde el Colo representa una rata de campo y Germán una de ciudad. Lo otro es una caquita del toro un segundo antes de que termine el video, pero para verla hay que estar atente.

El video del Malevo, aunque lo volvieron a subir a Internet, no lo voy a poner acá. El del toro caído ridículamente literal es este:

https://www.youtube.com/watch?v=arrxORm3ZUQ