Donde mi cara se esconde.

Donde mi destino ha llegado o tal vez vuelva a empezar en otros ojos,

Acá en la tierra 

Acá sin lengua,

Pero con el lenguaje intacto.

Donde desaparece lentamente mi sonrisa

Conservando la gracia de la locura

Siendo viento, siendo sol, siendo una mirada entre los hilos del mundo.

Siendo fugaz como el tiempo, sin lamentarme, 

Pensado en los días 

Sin cara, sin vida. 

Y me lleve a mi misma por las manos del enterrador prematuro que es más amigo de la ciénaga que de la muerte, cuando te tomen fotos de frente y el sueño dure para siempre. 

Mientras el jinete galope llevando mi cuerpo sin ropas,

Mientras el aire de mayo resuene en mi piel,

Mientras tus pensamientos sientan la calidez de mi abrazo tan frio,

Ese caballo negro no perderá sus brios y el jinete no cederá y mi cuerpo inerte seguirá cabalgando por las vidas, por los años, eligiendo si mirar o 

vivir de vez en cuando.