Enredándome al vasto paisaje de la vida,
Me adentré en ese frondoso bosque de sentimientos y soledad,
Pero, luego de vagar durante eternidades,
Mi vi,
Dentro del claro del bosque.

Tan solo había rayos de luz, 
Cegadoras,
 Y un enorme naranjo en flor.

Esa flor embelesada me cautivó,
Terminé perdida en sus ojos de acuarela,
Seducida por sus danzas.

Prohibiendo mi acercamiento comenzaba lenta y violentamente,
Una continua oleada de fulgor a su alrededor.

Me convertí en cenizas, sí,
Valió cada crepitación,
Apoyé suavemente mi cabeza en ese gran naranjo, 
Y sentí que estaba en casa.