Una poeta, en su corazón, una fortuna.
Versos de amor y sabiduría,
En su pluma danzaban,
Mientras en la sombra,
Un Yakuza, sus palabras escuchaba.
Él, un Yakuza,
Temido y respetado.
Ella, una poeta,
En versos inmersa y en sueños bañada.
Dos mundo aparte,
Dos corazones solitario.
Él, un guerrero de tinta y acero,
Un dragón en la piel,
En el mundo de la mafia.
Ella, una amante de la naturaleza y el ocaso,
En su mundo de palabras,
Encontró en él un abrazo.
La tinta de su pluma,
La sangre de su espada,
Dos almas errantes,
Por el amor marcadas.
Un amor oculto,
En el silencio de la noche nacía,
Entre versos y tatuajes,
Una pasión que ardía.
Ella, con su pluma,
Dibujaba constelaciones,
Él, con su espada,
Protegía sus emociones.
Ella lo veía como una obra de arte,
Un misterio a descifrar,
Él la veía como un poema,
Un enigma a desvelar.
En el jardín de las sakuras,
Bajo la luz de la luna,
Un amor oculto florecía,
Una melodía.
Pero su mundo,
Es un abismo sin final,
Un camino de sombras y luces,
Un constante vendaval.
Él se fue,
Dejando su piel en la pared,
Ella se quedó con sus versos,
Con su amor en la piel.
Ella sigue escribiendo versos,
Él sigue siendo una obra de arte,
En la pared de su habitación.
Aún así, en el silencio de la noche,
Con las sakuras llorando pétalos,
Su amor perdura,
Una pasión pura.
Ella, con su pluma,
Sigue escribiendo su historia,
Él, con su espada,
Protege su memoria.
Un amor que,
Aunque oculto,
Brilla como las estrellas,
Un amor que,
Aunque silente,
Habla en sus huellas.